La comunidad internacional estableció un objetivo ambicioso en 2015 con la Agenda 2030: para 2030, deben garantizarse la gestión sostenible y la disponibilidad de agua y saneamiento para todas las personas. Ya sea que se trate de las mujeres y los niños en Bangladesh, los pueblos indígenas en Brasil o los refugiados en Burundi: en la implementación del llamado "objetivo 6" sobre los derechos humanos al agua y al saneamiento, no debemos "dejar a nadie atrás".

 

Bajo el lema: ‘Sin dejar a nadie atrás' (“Leaving no one behind”), el Día Mundial del Agua de 2019 quiere recordar que el acceso al agua y al saneamiento es una de las claves para el desarrollo social, económico y ambiental. La mejora de la calidad del agua y la protección de los ecosistemas son otros objetivos adicionales importantes para lograr el objetivo primario de sostenibilidad del agua y el saneamiento. Pero eso no es suficiente.

 

Todos tenemos que hacer nuestra parte: usar el agua con moderación y valorarla. El Gobierno federal está comprometido con esto tanto en foros internacionales como en el marco de la cooperación para el desarrollo. Después de todo, el agua es nuestro recurso más valioso, al que tenemos que tratar de manera responsable para que todas las personas puedan beneficiarse de ella. Solo de esta manera podemos luchar contra la pobreza, apoyar el desarrollo sostenible y garantizar que "nadie se quede atrás".