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Discurso pronunciado por el Ministro Federal de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, con ocasión de la sesión informativa sobre la 25.a Cumbre sobre el Clima de las Naciones Unidas
Una ciudad pequeña en Alemania tiene en promedio unos once mil habitantes. Imaginen ahora una ciudad de este tamaño en la que, sin importar a quién le preguntasen, todos les advirtieran con insistencia de no seguir la política climática como hasta ahora.
Uno pensaría que la opinión de tantas personas debería impresionarnos.
De hecho, la advertencia publicada por once mil científicos y científicas de todo el mundo la semana pasada no deja lugar a dudas. Si los humanos no modificamos de raíz nuestra conducta, según el artículo, será imposible evitar un sufrimiento humano sin igual.
¡Sufrimiento sin igual! Es una formulación más que sorprendente para provenir del mundo científico. Una formulación que ojalá haga imposible ignorar esta advertencia.
Señoras y señores:
Once mil personas. Es más o menos el número de habitantes de Nauru. Los habitantes de Nauru se encuentran entre los más directamente afectados por las consecuencias del cambio climático, pues su país está literalmente con el agua al cuello.
El pasado mes de junio, el entonces presidente de Nauru estuvo de visita aquí en Berlín. Nauru forma parte de un Grupo de Amigos de 50 países que fundamos en torno al tema “clima y seguridad” en las Naciones Unidas en Nueva York. Dicho tema constituye una de nuestras prioridades para el periodo en el que Alemania es miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En ese entonces el presidente planteó la pregunta si las Naciones Unidas debían enviar cascos azules para cerrar centrales eléctricas de carbón.
Fue un llamado claro; un llamado que sobre todo se basa en una verdad amarga: el cambio climático se ha convertido desde hace tiempo en una amenaza para la paz y la seguridad en muchas partes alrededor del mundo. La política climática hace mucho que dejó de ser una mera política ambiental. La política climática también debe determinar mucho más nuestra política exterior, y no solo la de Alemania.
Por esta razón era de suma importancia para Svenja Schulze y para mí participar juntos esta mañana en la sesión informativa del Deutsches Klimakonsortium. Esperamos que este encuentro ayude a que sigamos desarrollando lo que estamos haciendo y a prepararnos para lo que nos espera.
Si queremos resolver esta tarea que enfrenta toda la humanidad no solo tenemos que concebir de manera consecuente las políticas medioambientales, climáticas y exteriores como un todo interrelacionado, sino que debemos dialogar mucho más estrechamente con ustedes, la comunidad científica, y también con la sociedad civil. Ustedes no solamente han hecho sonar las alarmas con fuerza y eficacia desde hace mucho tiempo, sino que también hablan sobre soluciones y sobre cómo mitigar el cambio climático y manejar mejor su impacto.
Lo viví recientemente durante una visita que realicé junto con expertos del Alfred-Wegener-Institut, el Instituto Max Planck y el GIGA en el Ártico canadiense. Hemos acordado con nuestros socios de Canadá intensificar nuestra cooperación científica en este campo y es en especial gracias a su labor, la labor de la comunidad científica y las ONG, que la conciencia pública respecto al cambio climático sea hoy más grande que nunca.
Sin embargo, esto no basta. A la toma de conciencia debe seguir la acción. De lo contrario comprobaremos el viejo dicho de que aquellos que comprenden y no actúan, en realidad no han comprendido nada. Con justa razón recibimos un recordatorio cada viernes cuando nos dicen: ¡no destruyan nuestro futuro, sino implementen al fin lo que se prometió en el Acuerdo de París!
Es por ello, Señor Embajador, que estoy muy agradecido de que España haga posible que la COP25 se realice con tan poca antelación en Madrid en diciembre próximo. Sabemos el reto que esto supone. ¡Quiero agradecerles a usted y a todos los amigos españoles por rescatar la situación con tal arrojo!
Estoy consciente de que el traslado de la conferencia ha generado dificultades financieras para algunas delegaciones. Por ello le ofrecemos a la Secretaría de la CMNUCC apoyo adicional con el fin de asegurar que todas las delegaciones, incluso aquellas para las que este traslado significa un problema financiero, puedan asistir.
Señora Embajadora, nos complace sobremanera el hecho de que Chile asuma la presidencia de la COP25 tal como estaba previsto. La COP25 se realizará en un momento decisivo. El próximo año los objetivos climáticos de París serán revisados por primera vez: un momento crucial, también para nosotros. Por lo tanto, la COP25 debe enviar una señal clara en el sentido de aumentar la ambición, en especial por parte de los principales emisores.
Esto es aún más importante por cuanto los Estados Unidos de América lamentablemente hace diez días anunciaron oficialmente su retiro del Acuerdo de París. Es un paso que deploramos profundamente. También esperamos y lucharemos por que se trate solo de una despedida temporal. No obstante, señoras y señores, no debemos confiar en que los desacuerdos en materia de política climática se resolverán pronto. No son de esperarse mayores impulsos en el área de la política climática durante el próximo año por parte de la presidencia del G7 ostentada por los Estados Unidos de América ni de la presidencia del G20 ostentada por Arabia Saudita. En un ambiente internacional tal también nosotros debemos cuestionar nuestros propios enfoques en materia de política climática.
Desde luego el régimen climático internacional es más necesario que nunca. Sin embargo, en tiempos en los que algunos países actúan de manera unilateral en el ámbito de la política climática, considero que no debemos confiar exclusivamente en el proceso de la COP. Debemos implicar a nuevos socios y es por ello que estamos buscando dialogar con mayor intensidad con fuerzas progresistas a nivel estatal y municipal. Asimismo, estamos siguiendo estrategias complementarias; por ejemplo, para terminar con la deforestación de la selva amazónica o para ayudar a los principales emisores a invertir en energías renovables en lugar de hacerlo en centrales eléctricas de carbón.
Quisiera mencionar solo dos ejemplos de lo que se puede esperar de una nueva diplomacia climática basada en estos enfoques.
Primero: la India.
En las consultas intergubernamentales celebradas en Nueva Delhi a principios de este mes acordamos trabajar juntos, por ejemplo, para aumentar el uso de la energía solar en la red del metro. Alemania pone a disposición mil millones de euros para este propósito, pues sabemos que si la India, que ya hoy es responsable del seis por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, no logra transformar su sector del transporte, esto tendrá consecuencias graves también a nivel global.
Segundo: Brasil, un caso algo más difícil.
Desde luego el Gobierno del presidente Bolsonaro no es un socio sencillo en lo que respecta la política climática. Sin embargo, necesitamos a Brasil. Los recientes incendios en la selva amazónica nos recordaron cuán vulnerable es la selva tropical y que de hecho tiene una importancia crucial para nuestro clima.
Por ello, después de la entrada en funciones del nuevo Gobierno fui el primer ministro de Relaciones Exteriores europeo que viajó a Brasilia. No todos lo entendieron. Y contrario a lo que algunos esperaban, logramos persuadir a los brasileños de suscribir una declaración conjunta en la que se comprometían a proteger el clima y la Amazonía. Desde luego esto por ahora solo está en papel. Pero también es un punto de partida para recordar a Brasil que tiene una responsabilidad y que debe asumirla en el futuro. Esto es lo que hicimos en los encuentros que mantuvimos Svenja Schulze, mi persona y otros integrantes del Gobierno Federal, por ejemplo, con el Ministro de Relaciones Exteriores y el Ministro del Medio Ambiente de Brasil.
Señoras y señores:
Una cosa en particular está clara respecto a todo lo que hacemos a escala internacional: únicamente podremos convencer a otros si nosotros, que somos una economía rica, hacemos nuestros deberes.
También quiero decir con toda franqueza que nuestra credibilidad a nivel internacional se ha visto mermada por el hecho de que durante los últimos años no perseguimos nuestros objetivos climáticos con la suficiente consistencia. ¡Esto debe terminar!
Soy consciente de que para muchos de ustedes la ley de protección climática y el Programa de Protección del Clima 2030 que aprobamos recientemente no tienen el alcance suficiente. No obstante, desde que lanzamos estos planes en Alemania son percibidos internacionalmente como un compromiso claro de nuestro país de cambiar su política climática y de por fin cumplir con los objetivos que se ha propuesto para volver a desempeñar un papel de precursor.
En este sentido es de suma importancia revisar y ajustar periódicamente nuestros objetivos y su cumplimiento. A estos efectos las evaluaciones de expertas y expertos como lo son ustedes serán nuestro punto de referencia, incluso en el debate público. Europa también tiene que ir por delante, pues solo así otros países como China y la India seguirán el mismo rumbo.
Esto significa que el próximo año la Unión Europea debe ajustar sus objetivos climáticos para 2030 y formularlos de manera más ambiciosa. ¡El Pacto Verde Europeo no debe ser una promesa vacía! Por consiguiente, su implementación también será un tema central en el Diálogo de Berlín sobre una Transición Energética que organizaremos en el próximo mes de marzo aquí en el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores. Estará presente la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien será también una interlocutora importante en el futuro. Quisiera invitarles cordialmente a todos a asistir a este evento.
Señoras y señores:
En 2007 Susan Solomon dijo, respecto al clima mundial, que es más tarde de lo que creíamos. Doce años más tarde, el lema de la sesión informativa de hoy es: “Tiempo de Actuar”. De alguna manera todo esto suena conocido y me dice sobre todo que a las palabras deben seguir acciones, ¡ahora!
Así pues, en este sentido: bienvenidos y bienvenidas al Ministerio Federal de Relaciones Exteriores. Nos complacerá mucho debatir con ustedes.