Willkommen auf den Seiten des Auswärtigen Amts

Made in Germany: la transición energética a debate en Berlin

BETD 18

BETD 18, © (c)CAI

18.04.2018 - Artículo


El Diálogo de Berlín sobre Transición Energética cumple cuatro años reuniendo a políticos, científicos y empresarios de todo el mundo para conversar sobre el futuro de la energía renovable.


El 17 y 18 de abril de 2018 se realizó la cuarta edición de Diálogo de Berlín sobre Transición Energética, la cita anual de los líderes del sector público, privado, científico y social para hablar de tecnología, iniciativas políticas y modelos de negocios alrededor la transición energética (o como se conoce en lengua alemana: Energiewende). El diálogo se realiza en la sede del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores alemán, pero es una iniciativa conjunta con el Ministerio Federal de Economía y Energía. Más aún, y como los propios organizadores señalan: el interés por esta conferencia es compartido por todo el Gobierno Federal alemán (la Canciller Merkel y los 16 Ministerios Federales).

 

Alemania y los desafíos políticos, climáticos y energéticos mundiales

En el mensaje inaugural del Diálogo, el Ministro Heiko Maas de Relaciones Exteriores señaló que pese a la negación de algunas personas y grupos, el cambio climático está sucediendo y ese es un problema de todos. La buena noticia es que la transición energética, el esfuerzo por cambiar la forma en que la humanidad produce y consume energía, también tiene lugar, y Alemania está decididamente comprometida con atender ese desafío. Pero así como el cambio climático no es un problema que respete las fronteras de los países, su combate tampoco se puede realizar solo en esa dimensión, ni como la suma de esfuerzos dispersos de países. El gobierno y la sociedad alemana están convencidos de que se requiere cooperación con otros países, sus gobiernos y actores económicos, y en marcos multilaterales para actuar con éxito en este campo.

El cambio climático es solo uno entre muchos problemas del mundo. Es uno de los mayores riesgos que pueden desatar conflictos de escala inimaginables. Gracias a los esfuerzos internacionales en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que culminaron en el año 2015 con dos importantes logros, el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, los riesgos pueden contenerse. En Alemania se sabe que el cuidado del medio ambiente y el combate al cambio climático son condiciones fundamentales para lograr y mantener un mundo más estable y seguro. Por eso está comprometida con la Energiewende.

El Ministro Maas, quien en los años 90 fue vice-ministro de medioambiente, energía y transporte en su estado natal Sarre, recordó que en su visita a Nueva York a finales de marzo se reunió con representantes de la Alianza de Pequeños Estados Insulares –que son los países más amenazados por el cambio climático. Un aumento en el nivel de los mares no solo los afectará a ellos, sino que tendrá impactos graves en la migración. En las Naciones Unidas esos países han insistido en que debe discutirse el vínculo seguridad global-cambio climático, y Alemania hace suyo ese interés y busca evitar crisis, que se traduce en diseñar una política exterior preventiva. Actualmente la República Federal de Alemania desea ser elegido Miembro No Permanente del Consejo de Seguridad de ONU para el periodo 2019-2020, y en caso de lograrlo llevará este enfoque de seguridad y cambio climático en su agenda.

También mencionó que a principios de abril visitó Jordania, un país que ha apoyado enormemente en la labor de acoger refugiados del conflicto en su vecina Siria. Alemania ha contribuido a la mejora de las condiciones de vida de esos refugiados instalando paneles fotovoltaicos para brindar electricidad a los refugiados. Esta, dijo el Ministro de Exteriores, es una muestra del gran potencial de las energías renovables no solo para combatir el cambio climático, sino también –por su flexibilidad– de contribuir al desarrollo y brindar alivio incluso en las peores condiciones.

Pero las energías renovables ofrecen otras ventajas a nivel global y cuyas consecuencias pueden cambiar las relaciones internacionales: las fuentes renovables de energía están repartidas por todo el mundo, en todos los países, no importa su nivel actual de desarrollo. El aprovechamiento de las energías renovables puede representar un cambio en la geopolítica mundial y la política exterior de todos los países. Pero esa no es una visión futurista. Alemania ya ha cambiado y sigue modificando su política exterior en este sentido: la Energieaußenpolitik. Más aún, junto con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, sus siglas en inglés), y los gobiernos de Emiratos Árabes Unidos y Noruega, Alemania integra la Comisión Global sobre la Geopolítica de la Transformación Energética, que fue lanza a principios de año y cuya primera sesión tiene lugar en Berlín, en paralelo al Diálogo sobre Energiewende. Una importante reflexión en ese foro será alrededor del papel que el uso de energías renovables brindará a los países para organizar sus estructuras energéticas de forma autónoma, con independencia de otras jerarquías de poder regional y global.

La transición energética es un compromiso de Alemania porque ha demostrado su potencial para hacer frente a tres desafíos concretos: el cambio climático, la seguridad de provisión de energía, y aumentar la prosperidad de las sociedades. Por eso convoca en Berlín a este Diálogo, como una contribución de Alemania a un esfuerzo que debe ser mundial. Como proyecto multilateral, Alemania apoya no solo la transición energética sino también los regímenes internacionales para facilitarla y lograr mayor prosperidad.

Energiewende no es solo política

El Ministro Federal de Economía y Energía, Peter Altmaier dijo que la preocupación alemana por el medioambiente está en las prioridades de la Canciller Angela Merkel y de su equipo –ella fue Ministra Federal de Medio Ambiente (BMU) en los años 90 y el propio Altmaier lo fue entre 2012 y 2013. Luego, señaló qué es lo que tienen en común los Ministros de Exteriores y los de Energía: evitar “apagones”. Los cancilleres tienen que evitar apagones de diálogo y política entre los países; los de energía deben cerciorarse de que el abastecimiento de energía no se detenga. En los dos casos, dijo, esos apagones solo se pueden evitar teniendo una visión de largo plazo. Alemania es un país que inició hace más de 20 años su transición energética, cuando la sociedad demandó un cambio y las empresas y el gobierno empezaron a reaccionar.

Altmaier comparó la Energiewende a una operación a corazón abierto: es un procedimiento al conjunto de la economía de un país, y no se logra de la noche a la mañana. Pero Alemania es un ejemplo de que pueden lograrse enormes avances, incluso cuando por momentos ha parecido que podrá descarrilarse por precios bajos en los combustibles fósiles, o porque se alcanzan algunos límites temporales de innovación. No obstante, en la actualidad se ha demostrado que las energías renovables tienen precios unitarios competitivos sin subsidios gubernamentales.

A los participantes extranjeros tomadores de decisiones en sus países, Altmaier recomendó que si desean lograr una transición energética, deben empezar cuanto antes, pues será apenas en 20 años cuando vean los resultados. Y ese lapso es más largo que los ciclos políticos, así que el esfuerzo de convencimiento que tendrán que hacer en sus países, con sus colegas en los gobiernos, tiene que plantearse en términos más allá de los individuales. La Energiewende no es solo un deseo de los países isleños, es también una alternativa para los países en desarrollo, los emergentes y los industrializados; es un proyecto que puede brindar prosperidad a todas las sociedades.

En su calidad de Ministro de Economía, recalcó que la Energiewende es un modelo de negocio exitoso, cuyos ciclos de innovación hoy permiten mayores ganancias para quienes invierten tempranamente en el sector. Alemania ofrece bilateralmente a países en todo el mundo cooperación al desarrollo en materia energética, pero también desea hacer negocios en los que ambas partes sean beneficiadas. En una nueva era económica mundial, la energía renovable es una pieza fundamental; las empresas alemanas han ganado mucha experiencia en este campo, pero desean aprender de otros países porque están convencidas que la competitividad y la sustentabilidad solo se puede lograr con el diálogo entre actores económicos de todo el mundo.

El Ministro dijo que la transición energética no es solamente un negocio de Alemania en el exterior, sino que es también una opción de desarrollo territorial en zonas rurales dentro del país, pues en ellas es donde se instalan los dispositivos de aprovechamiento de las renovables. Ahí se produce energía y ahí se está consumiendo, y también ahí se está adicionando a las redes del país. El Ministro de Economía y Energía identificó que Alemania requiere una enorme inversión para la infraestructura de la red, para hacerla una Smart Grid, que permita la distribución de la energía de los miles y miles de puntos donde se está produciendo hacia donde se consume. El otro desafío que será el próximo gran paso en la Energiewende, es el almacenamiento de energía. Actualmente la tecnología de baterías ha reducido costos a niveles que se pensaban imposibles hace no mucho tiempo. No obstante, debe continuarse en esa línea, para hacerlas aún más económicas no por efecto de subsidios, sino vía precios por mejoras de la tecnología.

Peter Altmaier secundó a Heiko Maas sobre la importancia de las energías renovables para alcanzar prosperidad en los países, y que ello traerá paz en el mundo. Y fue más allá, insistió que la Energiewende ofrece libertad a los países y la humanidad. En ese tono, Alemania se beneficiará al ser menos dependiente de otros proveedores de energías, pero es un desafío de política doméstica importantísimo, que requiere del diálogo y la coordinación con actores públicos y privados, en todos los niveles. Para lograr el cometido de dejar de emplear energías fósiles y de reducir emisiones de CO2 Alemania ha formado un Comité con partidos políticos, estados federados, regiones, empresas y sindicatos. Eso demuestra que para alcanzar un objetivo medioambiental y económico se requiere de mucha voluntad política.

La transición energética es desarrollo

Svenja Schulze, la nueva ministra federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, abrió la segunda jornada del Diálogo. Para ella, la Energiewende no es ajena como responsabilidad pública: en su natal estado de Renania del Norte-Westfalia fue ministra de Innovación, Ciencia e Investigación por siete años. Ella describió los encadenamientos que llevan al gobierno alemán a apoyar la Energiewende: una política de energía (Energiepolitik) es una política de protección de clima (Klimapolitik), que a su vez es política exterior (Außenpolitik), así que para Alemania la protección del clima es una política de paz. En esa dimensión internacional, el Gobierno Federal está convencido de que la ONU es el marco idóneo para alcanzar acuerdos que obliguen a los Estados a implementar políticas en favor del clima, y por eso Alemania se ha postulado para ocupar un asiento No Permanente el Consejo de Seguridad de la Organización, a fin de continuar impulsando debates y cooperación en ese sentido.

La Ministra Schulze dijo que la Energiewende, como cambios en la producción y el consumo de energía, ya tiene lugar. Lo que se debe hacer ahora es moldear activamente ese proceso, y hacer que suceda no solo en Alemania sino en todo el mundo. Lograrlo requiere de, al menos, cuatro elementos: primero, coherencia entre los acuerdos alcanzados internacionalmente y los avances nacionales en materia de emisiones. Las metas nacionales como compromisos voluntarios son insuficientes para lograr los objetivos globales, por tanto será necesario que los países los revisen frecuentemente y sean más ambiciosos. Esto será posible porque el sector energético está desarrollándose más rápido que los horizontes originales y los supuestos tecnológicos adoptados cuando se planearon las metas; de esta manera, dijo la Ministra, es posible ampliar las expectativas y así habrá coherencia entre la práctica y los objetivos.

En segundo lugar, resultado de la anterior, está la confiabilidad: los políticos deben poder convencer a los empresarios y los ciudadanos –que en muchos casos ya están comprometidos en favor de la Energiewende– de que es posible lograr los objetivos más allá de las promesas políticas. La meta de los políticos es cerrar la brecha entre compromisos y realidades, y eso demanda objetivos de corto y de mediano plazo, en todos los segmentos de la energía, empezando con la generación. Alemania se ha comprometido a dejar de utilizar combustibles fósiles como uno de los ejes de su Ley Federal de Protección del Clima.

Tercero, la inversión –pública y privada– en cualquier sector de que se trate (por ejemplo, infraestructura en trasporte o vivienda, movilidad, etc.) tiene que ser amigable con el clima y el medio ambiente. La ministra Schulz dijo que en Alemania existen muchas empresas que han hecho de la protección del clima el eje de su trabajo, y no solo porque crean bueno defender el medioambiente, sino porque ya han comprobado que se trata de un buen negocio, y como tal, ese es un incentivo positivo para seguir avanzando en la Energiewende. Finalmente, en cuarto lugar, los países deben comprometerse a gravar las emisiones contaminantes. Esa es una responsabilidad de los países y los individuos, y demanda mecanismos claros para su tasación.

La Ministra Federal de Medio Ambiente conoce bien los efectos de las transformaciones estructurales y sus impactos regionales y, sobre todo, en la población que ahí habita. Por eso el gobierno alemán, conforme a su Contrato de Coalición para los años 2018-2021, ha establecido –como el día anterior describió Peter Altmaier– un Comité que analice y determine una fecha para terminar con el uso del carbón mineral para producción de electricidad. Pero, dijo ella, no se trata únicamente de fijar un día, sino de prever las afectaciones y generar programas para atender a las poblaciones que serán afectadas por eso: las regiones que aún tienen en la minería una importante actividad de la que dependen económicamente y que padecen condiciones precarias en lo individual y socialmente –comparadas con otras zonas del país. Esa gente se sentirá insegura, así que la Energiewende requiere también hablar y planificar junto con las personas que están directamente afectadas al dejar de usar energías fósiles en favor de las renovables. Svenja Schulze fue clara: tanto en Alemania como en el resto del mundo, la protección del clima no es un proyecto de y para las élites, es un proyecto para todos.

Entendido como un proyecto para todos, Alemania ha decidido duplicar los fondos públicos para la política de protección del clima en terceros países, y espera que otros países desarrollados también lo haga. La Energiewende es un proyecto global para el que Alemania tiene mucha experiencia en soluciones tecnológicas, pero necesita conocer y encontrar soluciones sociales generadas en otros lugares del mundo, y eso surge del diálogo. Por esa razón, dijo la Ministra Schulze, el Gobierno Federal se compromete en la ONU, el G20 y en foros como el Diálogo de Berlín sobre Transición Energética.

 

Una joven tradición donde Latinoamérica está presente

Por primera vez, en la primavera de 2015, se reunieron en Berlín expertos mundiales, responsables políticos nacionales y de organizaciones internacionales, y la comunidad empresarial sobre energías renovables, convocados por los Ministerios Federales de Relaciones Exteriores (AA) y de Economía y Energía (BMWi) de Alemania. Esta cuarta cita del Diálogo contó con la asistencia de más de 2000 participantes, treinta de ellos a nivel Ministro o Viceministro, provenientes de poco más de 90 países, quienes a lo largo de 18 sesiones presentaron sus evaluaciones sobre el presente y el futuro de la transición energética en sus países y el mundo, desde posiciones políticas, científicas o empresariales.

Latinoamérica estuvo presente en el programa oficial del Diálogo: representantes a nivel Ministros y Viceministros de las secretarias de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Medio Ambiente de Panamá, Energía de Bolivia y de México; o de gobiernos locales y empresas de Brasil. Entre la audiencia también participaron las latinoamericanas en Berlín, y delegaciones de otros gobiernos y empresas latinoamericanas. Para esta cuarta edición de los Diálogos, las empresas privadas, agencias de gobierno involucradas en la transición energética y las fundaciones políticas alemanas organizaron un muy variado programa de actividades adicionales, en lo que se ha llamado la Semana de Energía de Berlín (que poco a poco empieza a ganarse un espacio en la agenda de la ciudad, así como la Semana de la Moda o Fashion Week).

Una de las actividades paralelas donde Latinoamérica jugó un papel central fue la conferencia “Alemania-América Latina: Alianza estratégica para una política de transición energética global” organizada por la Fundación Konrad Adenauer (KAS), en la que participaron expertos de Alemania y los tres países latinoamericanos del G20: Argentina, Brasil y México. En 2018 Argentina preside el G20 –posición que el año pasado tuvo Alemania. Andrea Heins, subsecretaria de Ahorro y Eficiencia Energética del Ministerio de Energía y Minería de Argentina, y expertos provenientes de gobierno, academia y sector empresarial de los cuatro países conversaron sobre la cooperación bilateral y multilateral que en el marco del G20 se realiza para lograr la Energiewende en sus países y a escala global. 


Zirahuén Villamar nació en la Ciudad de México, donde trabajó para una Fundación Política alemana; hoy escribe su tesis doctoral sobre política exterior germana en la Universidad Libre de Berlín. Disfruta la intensidad cultural y política berlinesas, se considera afortunado de ser testigo de estos años interesantes.

 

Inicio de página