En Alemania también hay nuevos desarrollos y desafíos que instan a actuar. Sabemos que hay actitudes racistas y discriminatorias en diferentes partes de nuestra sociedad a las que tenemos que oponernos. Entendemos los desafíos de la integración de un gran número de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. Sabemos que a pesar del gran progreso, todavía no hemos cumplido la promesa de una igualdad genuina entre mujeres y hombres.

 

Por ello, el EPU es particularmente valioso. Nos ofrece una visión desde afuera sobre nuestro propio país. Nos obliga a cuestionar nuestras propias certezas y a volver a examinar nuestras decisiones. Ofrece la oportunidad de escuchar de otros dónde podemos respetar y proteger mejor los derechos de las personas.

 

Si bien estamos convencidos de que ya hemos logrado un nivel considerable de protección en Alemania, haremos hincapié en Ginebra en que una democracia funcional y un estado constitucional como Alemania también requieren una revisión crítica por parte de socios externos que cuestionen los requisitos legales o una práctica particular y los comparen a nivel internacional.

 

Incluso 70 años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los derechos humanos deben defenderse. Aceptamos esta responsabilidad y trabajamos por la protección de los derechos humanos en Alemania y en el mundo.