Willkommen auf den Seiten des Auswärtigen Amts
Diseñando una política exterior feminista
Mientras las mujeres no vivan seguras, nadie vivirá seguro. Estas fueron las palabras de una mujer ucraniana a principios de 2022 mientras estábamos cerca de la línea de contacto. Fue antes del 24 de febrero, antes de la brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, y quizás esta frase se me haya quedado grabada precisamente porque presagiaba de una manera casi aterradora lo que le esperaba al pueblo de Ucrania. Desde entonces, en mis viajes por todo el mundo, la frase de esta mujer siempre me ha acompañado como advertencia. Una advertencia que tenemos presente cuando luchamos junto a las valientes mujeres ucranianas contra la impunidad y por el fn de la violencia en Ucrania. La tenemos presente cuando apoyamos a las personas supervivientes de la brutal violencia sexualizada que los rusos han desatado desde entonces en suelo ucraniano.
Jina, una joven iraní, tenía 22 años cuando la mataron por no llevar el velo en la cabeza como estaba prescrito. Abolfazl tenía 17 años cuando faltó a clase para participar en las protestas por los derechos de las mujeres, y fue asesinado. Minoo tenía 62. Junto a su tumba, su hija lloraba su muerte, sin velo y con el pelo rapado. Las valientes mujeres y hombres de Irán exigen algo que debería darse por supuesto: el derecho de todas las personas del país a vivir en libertad y con dignidad.
Personas, biografías que ilustran cuál es la clave de la política exterior feminista: los derechos de las mujeres son un indicador del estado en el que se encuentran nuestras sociedades. Allí donde todas las personas tienen las mismas oportunidades y los mismos derechos para participar en la vida social, todos salen benefciados. Las sociedades en las que la igualdad de género se hace realidad, o al menos se aspira a ella, son más pacífcas, más justas, más sostenibles y económicamente más prósperas que aquellas que excluyen a las mujeres y a otras personas de participar. Donde se oprime, se maltrata o se asesina a las mujeres o a las personas marginadas, todos sufren. Y a menudo la represión hacia el interior es una llamada de advertencia, un preámbulo de la agresión hacia el exterior, como muestra el caso de Rusia.
Perseguimos una política exterior feminista porque es una necesidad perentoria. Porque los hombres y las mujeres siguen sin ser tratados como iguales en el mundo. Porque en los confictos son especialmente vulnerables las mujeres, pero también las niñas y los niños, y las personas mayores. En mis viajes he oído una y otra vez una frase de la que esperaba que hubiera pasado a la historia hace tiempo: “La violación es parte de la guerra, eso es así”. Pero una política exterior feminista signifca plantarle cara y dejar claro que la violación es un crimen de guerra. Y que los culpables deben rendir cuentas.
Una política exterior feminista signifca que no solo identifcamos las vulnerabilidades particulares, sino que las abordamos expresamente, también en la fnanciación de proyectos y en la ayuda humanitaria. Así pues, una política exterior feminista aspira a la igualdad de las mujeres y las niñas de todo el mundo. Aborda las preocupaciones específcas de los grupos marginados. Quiere conseguir que todas las personas disfruten de los mismos derechos. Quiere garantizar que estén representadas por igual en todas las esferas de la vida. Quiere allanar el camino para que tengan igual acceso a los recursos. Quiere aprovechar el hecho de que las mujeres son agentes de cambio y líderes para hacer avanzar las sociedades y fortalecer la democracia. La política exterior feminista quiere conseguir esto para todas las personas por igual.
En los últimos meses, en diversas negociaciones, he podido comprobar la diferencia que supone una participación igualitaria. Cuando el año pasado negociamos el Concepto Estratégico de la OTAN, con frecuencia fueron las ministras de Exteriores de diferentes países, especialmente comprometidas, las que se pusieron de acuerdo e intercambiaron pareceres, lo que llevó a que se prestara una especial aten[1]ción a la seguridad humana. En la Conferencia sobre el Cambio Climático, la COP27, celebrada en Sharm el Sheij, fueron las ministras europeas de Medio Ambiente, junto con nuestra Representante Especial para la Política Climática Internacional, Jennifer Morgan, las que apuntalaron la posición negociadora de la UE de forma transparente y centrada en los hechos, dando impulso a las negociaciones y haciendo posibles nuevos avances.
En el año 2023, que las mujeres codecidan en pie de igualdad cuando se trata de su propio futuro debe[1]ría ser algo normal. Por desgracia, aún está lejos de ser la norma. Incluso en Alemania. En el Bundestag solo el 35 % de las diputadas y los diputados son mujeres.
La política exterior feminista no es una política exterior para las mujeres, sino para todas las personas integrantes de una sociedad. Es incluyente, no excluyente. Responde al hecho de que la discriminación nunca es unidimensional. Precisamente por ello sale en defensa de todas aquellas personas que se ven empujadas al margen de la sociedad en los distintos países debido a su identidad de género, su origen, su religión, su edad, su discapacidad, su orientación sexual o por cualquier otra razón. Con esta brújula, la política exterior feminista aborda las estructuras de poder creadas a lo largo de la historia para romperlas. Para ello parte de una autorrefexión crítica sobre su propia trayectoria, asume su responsabilidad histórica, también por nuestro pasado colonial, y se muestra abierta a aprender de los demás.
Nuestro propósito es hacer de estas ideas el hilo conductor del planteamiento de nuestra política exte[1]rior. Nuestro compromiso para con una política exterior feminista es algo que plasmamos en su día en el acuerdo de coalición. Es parte integrante de nuestra política exterior basada en valores. Partiendo de un concepto amplio de la seguridad, queremos que esto también quede refejado en nuestra Estrategia de Seguridad Nacional. Además, estas directrices están estrechamente vinculadas con la estrategia para una política de desarrollo feminista diseñada por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo.
Las directrices para una política exterior feminista que aquí se presentan no son una varita mágica que hará que el cambio caiga del cielo. Lo que resultará determinante es que pongamos en práctica una política exterior feminista: con principios claros, pero también con el pragmatismo necesario para que nuestras políticas lleguen a las personas. Precisamente por eso es, ante todo, en nuestro trabajo cotidiano donde desarrollamos una política exterior feminista. Esto se aplica a los proyectos y las iniciativas que llevamos a cabo en muchos lugares del mundo, tanto en proyectos para el suministro de agua en Níger como en la negociación de documentos políticos de las Naciones Unidas en Nueva York. Siempre que mantengo conversaciones, la política exterior feminista forma parte del orden del día. En mis viajes al extranjero he comprobado que también infuye mucho cómo nos presentamos. Si nuestra delegación está formada por un número al menos igual de mujeres y hombres, con toda naturalidad, sirve automáticamente de espejo, y a menudo lleva a nuestros interlocutores a explicarnos motu proprio por qué en su caso no es así.
Estas directrices, que ahora formulamos por primera vez, impregnarán toda nuestra actuación como equipo del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores como factor transversalizador, en la política exterior de Alemania, en la Unión Europea y en los foros internacionales.
Al mismo tiempo estas directrices pretenden dejar su impronta en el trabajo que se realiza en el seno mismo del ministerio y ayudarnos a ir desarrollando un “refejo feminista”.
No obstante, aún estamos al principio del camino. Todavía hay muchos detalles inmersos en un proceso de cambio y evolución. Para aplicar una política exterior feminista desarrollaremos nuevas formas de trabajar y nuevas estructuras, y en ello desempeñará un papel clave la transversalidad. En el futuro esta misión correrá a cargo de una embajadora del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores para la política exterior feminista. Pondremos todo nuestro empeño en dar un rostro más femenino a nuestro Servicio Exterior y aumentar la proporción de mujeres en los puestos directivos; ya hemos realizado los primeros avances. También pondremos nuestros recursos fnancieros más sistemáticamente al servicio de la política exterior feminista. Nuestro objetivo es aplicar la presupuestación con perspectiva de gé[1]nero a todos los fondos destinados a fnanciar proyectos antes de que fnalice la legislatura, e ir exten[1]diéndola gradualmente al conjunto del presupuesto. En concreto aspiramos a que, de aquí a 2025, de los fondos que se destinen a los proyectos, el 85 % tenga un enfoque sensible al género y el 8 % un enfoque transformador de género, siguiendo los criterios de la OCDE.
Las directrices son el resultado de un intenso proceso de diálogo. Más de 100 talleres y debates con expertas y expertos del Bundestag y de la Administración, de laboratorios de ideas y de la sociedad civil que hemos llevado a cabo desde marzo de 2022 han supuesto un valioso impulso. En el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, muchas y muchos colegas de todas las escalas se han entregado en cuerpo y alma a este proceso, ya sea en Berlín o desde las representaciones en el extranjero. Quiero expresarles a todas ellas y todos ellos mi más sincero agradecimiento.
Perseguimos una política exterior feminista porque responde a nuestros valores y redunda en interés de nuestro país. También la perseguimos por las muchas mujeres comprometidas que luchan en todo el mundo por la igualdad de género y la participación, la justicia y la paz. Porque solo donde las mujeres y los grupos marginados viven seguros, vivirán seguras todas las personas.
Annalena Baerbock, Ministra Federal de Relaciones Exteriores