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Diversidad e innovación en los medios alemanes

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08.08.2018 - Artículo

Los medios de comunicación en Alemania están íntimamente ligados al desarrollo de la libertad de sus ciudadanos en la vigilancia de las fuerzas políticas y económicas. Los alemanes asumen claramente que unos medios de comunicación libres son básicos para su democracia, porque solo quienes tienen acceso a una información sin censuras y con diferentes opiniones pueden ser ciudadanos de pleno derecho y votar en libertad.

Así aparece recogido en el artículo 5 de la Ley Fundamental, que establece que "toda persona tiene derecho a expresar y difundir libremente su opinión por medio de la palabra, la escritura y la imagen, y a informarse libremente a partir de fuentes accesibles al público". En dicho artículo, también se consagra la independencia de los medios: “La libertad de prensa y la libertad de información por radio, televisión y cinematografía serán garantizadas. La censura está prohibida”. Este libre ejercicio del periodismo se entiende en Alemania como un pilar básico de los sistemas democráticos, y garantía clara del derecho de información de los ciudadanos.

A pesar de la gran diversidad de medios de comunicación y competencias vigente en el país, la televisión es uno de los que goza de mejor salud, con un alcance mediático diario del 80%, según un estudio de SevenOne Media, seguida por la radio (65%) e Internet (63%).

No en vano, el país fue pionero en este campo, emitiendo el primer programa de televisión del mundo con una periodicidad regular. Fue en Berlín, en marzo de 1936, con motivo de los juegos olímpicos de verano, y se llegaron a retransmitir hasta ocho horas diarias. Tras la II Guerra Mundial, el desarrollo de la televisión fue muy diferente en función de su ámbito territorial.

La estructura del servicio público de radiodifusión en la recién fundada República Federal de Alemania se debió en gran medida a la política de radiodifusión de las potencias ocupantes. Los medios de comunicación en Alemania se basan tanto en la definición de la Ley Fundamental –anteriormente citada–, como en las leyes de las potencias ocupantes aliadas después de la Segunda Guerra Mundial. Ellas decidieron qué periódicos y emisoras de radio se podían producir. Los británicos, los franceses y los estadounidenses tienen diferentes conceptos sobre libertad de prensa y mucho más los soviéticos, que abogaban por el control estatal. Inicialmente, sin embargo, todos los periódicos y programas alemanes fueron prohibidos después de la guerra. Esta fue la reacción lógica al hecho de que la prensa y la radio libres de los tiempos de la República de Weimar habían o destruidas por los nacionalsocialistas o integradas en la propaganda estatal.

La recuperación de la televisión comenzó en 1948, cuando se permitió retransmitir programas de televisión en la zona británica de Berlín, un permiso que posteriormente se amplió al resto del país. A partir de ese año, Alemania quedó dividida en dos partes: la occidental, bajo la influencia de las potencias aliadas, y la oriental, controlada por la URSS. Ambas se desarrollaron por separado, aunque en la occidental fue más rápida. En 1967 ya disfrutaban de televisión en color, mientras que en la Alemania Oriental hubo que esperar hasta 1972.

Los años 90 trajeron consigo la reunificación y un notable desarrollo tecnológico que favoreció la expansión de los medios de comunicación. La televisión no fue ajena a ello o más bien, resultó ser una de sus principales beneficiarias. Hoy en día, la digitalización y la fragmentación del panorama mediático ha abierto un amplio abanico en el uso de los medios de comunicación tradicionales.

Actualmente, los alemanes disfrutan de más de 145 canales de televisión. Las principales cadenas públicas de ámbito nacional son: La ARD y la ZDF, seguidas de 3sat, Arte, Phoenix y la Deutsche Welle, que emite su programación -también de radio- fuera del territorio alemán. Además hay cadenas muy potentes que corresponden a los Länder o estados federados, como por ejemplo la WDR (Westdeutscher Rundfunk), que emite en Renania del Norte Westfalia, o la NDR (Norddeutscher Rundfunk), que opera en los estados federados de Hamburgo, Baja Sajonia, Mecklemburgo-Pomerania y Schleswig-Holstein.

La ARD (Arbeitsgemeinschaft der öffentlich rechtlichen Rundfunkanstalten der Bundesrepublik Deutschland) es un consorcio de instituciones públicas de radiodifusión, fundada en 1950 de la unión de nueve emisoras regionales, que operan de forma conjunta a través de la cadena nacional Das Erste, dos canales de radio nacionales y nueve canales de televisión regionales. Sólo Das Erste llega a más de 40 millones de hogares alemanes.

En 1961 se añadió la ZDF (Zweites Deutsches Fernsehen), o ‘Segunda Televisión Alemana’, que ofrece siete canales de televisión. Transmite una señal para todo el país, así como otros canales digitales y transnacionales.

En cuanto a Phoenix, es una cadena especializada en documentales, pero muy pegada también a la actualidad, con la retransmisión en directo de las sesiones del Bundestag, ruedas de prensa de los diferentes grupos políticos, así como aquellos acontecimientos relevantes para la vida pública del país. Con una programación específicamente cultural, ofrecen servicio Arte (canal germano-francés) y 3sat (fruto de la cooperación con las televisiones austríaca y suiza).

El público infantil y adolescente tiene su propio canal especializado, KiKa, creado en 1997, operado por las cadenas públicas alemanas ARD y ZDF.

Además de la radiodifusión de servicio público, la radiodifusión privada se ha desarrollado notablemente en los últimos treinta años. La convivencia entre los radiodifusores privados y públicos, el llamado sistema dual, está regulado en un tratado internacional. Mientras que los radiodifusores privados pueden elegir sus prioridades a la hora de programar sus parrillas –salvo algunas condiciones– sobre una base comercial y de las diferentes audiencias, la radiotelevisión de servicio público está obligada a garantizar servicios básicos a los ciudadanos. De este modo, la información cultural, deportiva, política, así como el entretenimiento también deben figurar en los programas, independientemente de cuánta gente esté interesada en ellos. La RTL y ProSiebenSat 1 son las más destacadas en el ámbito privado y en sí mismas son dos grandes grupos mediáticos.

Los periodistas de las cadenas públicas disfrutan de plena libertad de prensa: deben y pueden informar sobre todo lo que les parezca importante. Además, cuentan con los Consejos de Radiodifusión, que velan por que las preocupaciones de los partidos y los grupos sociales, como por ejemplo las iglesias, se tengan en cuenta de manera adecuada y equitativa en la programación.

Casi cuatro horas diarias de consumo televisivo

A pesar de la continua competencia con otras ofertas de medios de comunicación, especialmente en el sector online, el uso clásico de la televisión en Alemania está demostrando ser estable a largo plazo. El año pasado, la media de consumo televisivo diario se situó en 221 minutos, según el estudio “Tendencias en el comportamiento de los espectadores” (Tendenzen im Zuschauerverhalten). Este informe revela también la fidelidad de los alemanes a su radiodifusión pública. Así, la ZDF se mantuvo como líder de audiencia, seguida del primer canal ARD. En cuanto al contenido, a lo que ven de forma mayoritaria los alemanes, se caracteriza igual por los programas informativos que por los de ficción, cada uno de los cuales cubre en torno al 30% de cuota de pantalla.

El programa más visto del año fue el debate entre los aspirantes a la Cancillería Federal en las elecciones al Bundestag, (TV Duell), protagonizado por la actual canciller, Angela Merkel, candidata de la CDU, y el ex presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, por los socialdemócratas del SPD. El debate se emitió simultáneamente en cinco emisoras y alcanzó los 16,30 millones de espectadores. Los rankings de los programas más vistos de cada una de las emisoras también fueron liderados por las retransmisiones de fútbol en directo y las ediciones del Tatort, la mítica serie policíaca de la ARD.

En un mundo globalizado en el que han hecho su aparición las fake news, los alemanes se fían de sus medios de comunicación, sobre todo de los tradicionales. El 70 por ciento confía en la televisión como fuente de información, mientras que al 75 por ciento le ofrece mayor credibilidad las noticias de la radio, según un informe de la agencia especializada SevenOne Media.

Los medios de comunicación públicos se financian sobre todo mediante un impuesto especial (el Rundfunkbeitrag) que se cobra a cada hogar alemán. Es decir, son los propios ciudadanos quienes asumen sus costes. En los medios privados, sin embargo, financian su trabajo a través de la publicidad que, con frecuencia, interrumpe programas o películas emitidos por dichas cadenas.

Internet como competencia y oportunidad de los medios clásicos

El periódico es el medio de comunicación de masas más antiguo del mundo, la radio es considerada la más rápida, y la televisión es la más grande de Alemania en términos de número de usuarios. Pero, entre los usuarios más jóvenes, sin embargo, los medios de comunicación clásicos han recibido una seria competencia, que se está volviendo cada vez más popular: Internet. La red no es sólo un medio propio en el que los nuevos proveedores ofrecen información y opinión, por ejemplo, en los blogs. Al mismo tiempo, es un nuevo canal de distribución digital para los medios de comunicación existentes, ya que ofrecen sus contenidos en Internet, desde noticias hasta espacios de entretenimiento. Desde hace ya mucho tiempo, Alemania ha pasado de ser un país de periódicos a ser uno de los lugares con los medios de comunicación más modernos y diversos del mundo. Internet está ya profundamente incardinado en el corazón de los medios y, por lo tanto, en el corazón cultural y económico del país.

Carmen Viñas (@carmeninberlin) en exclusiva para CAI, septiembre 2018.


Carmen Viñas (@carmeninberlin) es periodista basada en Berlín. Corresponsal de la Cadena SER para Alemania, donde también ha trabajado para El Mundo y W Radio. Buena parte de su trayecto profesional la ha desarrollado como redactora jefe en medios locales y regionales en España.

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