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El origen de la marca “Made in Germany”

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CAI (g) -Hace más de 125 años Gran Bretaña exigió a los fabricantes alemanes que sus productos de exportación llevaran la etiqueta “Made in Germany” (Hecho en Alemania), como una medida de precaución para sus consumidores y de protección para su propia industria. Más de un siglo después “Made in Germany” se ha convertido en una marca símbolo de calidad.

Comencemos clásicamente este relato... Érase una vez, en un país altamente industrializado –se dice que fue aquí donde se acuñó la “revolución industrial”-, que gracias a la destreza de sus ingenieros dominaba con sus productos el mercado nacional e internacional. La competencia extranjera, sin embargo, comenzó a invadir con sus mercancías –burdas copias de los productos nacionales- el país insular, de modo que las autoridades de dicho Estado estaban en la obligación moral -el proteccionismo siempre es un paternalismo- de prevenir a sus ciudadanos de esta ingente piratería.Si a todos ustedes, queridos lectores, les suena a la amenaza que hoy asusta a esos gobernantes que desean salvar a sus ciudadanos proletarios del ogro migratorio y todo lo que no sea producido por la sacrosanta mano de obra blanca, no se dejen llevar por el equívoco, pues esta historia sucedió hace muchos años.

En particular hablamos de la Gran Bretaña del siglo XIX, la cuna de la industrialización, quien tras grandes esfuerzos invertidos, se convirtió en el gran campeón económico, el gran fabricante. Más tarde, consolidado el proceso de industrialización, las empresas extranjeras comenzaron a invadir su mercado con copias de sus productos. Curiosamente los productos provenían no de tierras lejanísimas sino del mismo continente: Alemania, Francia, Bélgica.

En el caso de Alemania, la creación de la agencia aduanal a principios de siglo y de la derogación, en 1871 por parte del Kaiser, de gran parte de las trabas aduanales y los impuestos de exportación –que encarecían la producción industrial y su comercialización hacia el exterior- fueron parte del auge industrial que sufriría el país a finales del siglo XIX.

Además, si se tiene en cuenta que muchos trabajadores germanos habían mantenido largas estancias en Gran Bretaña aprendiendo el “Know-How” de este país fabril puntero, y los sueldos en el país teutón eran significativamente más bajos (añádase a todo ello la incontestable tradición artesanal de Alemania y una ley de patentes y “copyright” bastante laxa en esa época), se puede barruntar lo que sucedería a continuación.

Gran Bretaña veía cómo las copias de sus productos llegaban de otros países e inundaban su mercado y como medida cautelar el 23 de agosto de 1887 obligaron a todos los empresarios extranjeros a que sus productos llevaran la marca “Made in…” con el objetivo de advertir y prevenir a sus consumidores de la “baja calidad” del producto de exportación.

Sólo que para entonces, los productos alemanes eran de la misma calidad o superior a los ingleses y esa etiqueta “Made in Germany” pasó a ser sinónimo de buena calidad. Los consumidores ingleses llegaron a buscar aquellos productos específicos que llevaban el “Hecho en Alemania”. No en balde Edwin Williams, periodista inglés autor del libro Made in Germany, se quejaba de que la famosa ley proteccionista sólo había servido para darle publicidad gratuita al país invasor… En español existe la frase “el tiro por la culata”.

En el periodo que va de la fundación del Reich a la Primera Guerra Mundial, Alemania sextuplicó su producción industrial y cuadriplicó sus exportaciones. Para entonces los fabricantes alemanes etiquetaban sus mercancías con destino a Inglaterra con la marca “Made in Germany”, pero no únicamente aquí sino todo aquél producto que se marchara al extranjero la llevaba a su vez, además dentro del propio mercado nacional. La marca era ya una realidad.

Si bien ni entonces ni ahora existe una reglamentación clara sobre los criterios industriales y comerciales que implica un producto “Hecho en Alemania”, ello no ha impedido que la marca se disperse por todo el globo, hoy sinónimo no sólo de calidad, sino de diseño y eficiencia, como lo atestigua el más reciente estudio de maercado "Dalia Research", del portal de estadísticas Statista.

En dicha investigación los expertos entrevistaron a 43.000 consumidores de 52 países, indicando que los encuestados representan el 90 por ciento de la población mundial. El resultado: la marca "Hecho en Alemania" lidera claramente la encuesta, seguida del sello suizo y el de la Unión Europea. Estados Unidos ocupa el octavo lugar. En 13 países, los consumidores opinan que la marca "Hecho en Alemania" es la mejor. Sus productos se distinguen según los encuestados, sobre todo en las categorías “calidad” y “seguridad”.

Los tiempos de cambio regresan siempre para darle otra vuelta a la tuerca y ahora el “Made in…” recomienza la misma –y otra- historia.

CAI (gordillo), -actualización- marzo 2017.

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