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Amor, sexo y soledad en tiempos de apps #11: amores transitorios y convivencia digital

Abstrakte weiße Rauch auf schwarzem Hintergrund

Abstrakte weiße Rauch auf schwarzem Hintergrund, © (c) Colourbox

14.02.2018 - Artículo

Paco Arteaga Tacoronte. Pasamos mucho tiempo socializando a través de las nuevas tecnologías y compartiendo nuestra vida privada en las redes sociales pero, sin embargo, cada vez nos sentimos más incómodos con el contacto interpersonal. En la vida cotidiana, la palabra “amor” se usa de múltiples maneras, no hay consenso en su definición. Aunque sobre el amor también se puede hablar con mayor sobriedad, de manera desapasionada, asumiendo que más allá de su mistificación es una emoción como cualquier otra. Es por eso que el amor se ha vuelto un objeto de estudio social legítimo.

El otro día me encontré con Julieta (mujer heterosexual residente en Berlín), quien, además de ser también digna de un estudio social, me contó sus últimos avances (o no) en materia de relaciones. “Mi última cita con el israelita del que te había hablado fue muy guay. Nos vimos el martes por primera vez. Quedamos en Rathaus Schöneberg a las 14:30 horas. Fui directa desde el trabajo. En realidad, habíamos quedados el sábado por la noche, pero al final lo cancelé porque llovía y estaba muy cansada. Caminamos un rato sin rumbo por el parque. Me gustó desde el principio. ¡Y yo a él! Después nos fuimos a Schlesisches Tor, porque yo aún no había comido. Fuimos a la pizzería que hay en frente del U-Bahn y después dimos un paseo por el canal. Nos sentamos en un banco y empezamos a besarnos como dos adolescentes. Hacía mucho que no me metían mano en público y al rato nos fuimos, cada uno a su casa”.

Episodios amorosos intensos, breves e impactantes

El filósofo israelí Aaron Ben-Ze’ev, quien se ha ocupado de esclarecer el impacto de internet en las relaciones románticas y eróticas en el ciberespacio, analiza también cómo se involucran aspectos imaginativos en dichas relaciones, así como el papel que juega el anonimato en la seguridad que aporta la red. Este autor valora cómo el desarrollo tecnológico e internet están contribuyendo a flexibilizar las relaciones amorosas y sexuales al abrir nuevas posibilidades. Por su parte, el trabajo de Zigmunt Bauman señala que el amor y las relaciones de pareja están sujetos a la lógica del consumo y a los compromisos débiles. Al vivir en una sociedad líquida, el amor ha adquirido ese carácter efímero, diluido, frágil, camaleónico, abundante y escurridizo. En la opinión de Bauman, los estándares del amor son ahora más bajos que nunca. La sociedad de consumo (basada en la cultura de los productos de uso inmediato, las soluciones rápidas y la satisfacción instantánea) estaría entonces favoreciendo la emergencia de episodios amorosos “intensos, breves e impactantes”, precisamente como los que experimenta Julieta.

 

“Nuestra segunda cita fue el viernes”, me cuenta Julieta. “Quedamos con nocturnidad y alevosía. Nos citamos en Ostkreuz y fuimos a cenar a Il Ritrovo. Me invitó él, por cierto. Y después acabamos en su casa. Tuvimos una sobredosis de sexo que estuvo genial, aunque lo de dormir juntos no funcionó. Así que me levanté en mitad de la noche y me volví a mi casa. Él se levantó conmigo y me acompañó a la estación. Dijo que no quería que caminara sola por la calle a esas horas. Es muy atento y eso me encanta. Además, no para de decirme que soy preciosa y que tiene muchas ganas de volver a verme. Seguramente volvamos a quedar luego, más tarde o mañana. Él quería que nos viéramos hoy para comer, pero ayer salí y me he levantado hace un rato... Ahora vienen los peros: no vive en Berlín; viene a menudo por temas de trabajo, pero reside en Tel Aviv; estará solo cuatro semanas en Berlín y después se pira; y yo me voy a el viernes a Madrid dos semanas... Supongo que por eso ahora estamos tan entregados al amor. Hasta aquí mi crónica”.

El culto a lo inmediato: recursos para evitar la soledad y el aburrimiento

En el programa televisivo Taller de convivencia que emite La2 de Televisión Española, al analizar cómo influye internet en nuestras relaciones amorosas, el psicólogo español Guillermo Blázquez resalta la fragilidad de los vínculos acuñada ya por Zygmunt Bauman. “En la era digital volcamos nuestra felicidad en bienes de consumo, que son transitorios. Viajes, coches, multitud de objetos. Somos recolectores de experiencias y cuanto más hacemos eso, más vacíos nos sentimos porque prevalece la idea de que 'yo merezco más, yo necesito más'. Vivimos en una sociedad de cazadores como señala Bauman. En la era digital se rinde tributo a lo inmediato. Es el poder no ya del ahora, sino del YA”.

Como es muy activo en las redes sociales, Roberto (hombre gay residente en Berlín) suele enviar pokes a chicos que le gustan en Facebook, aunque no los conozca de nada. Ya sabes, el típico toque naíf que la gente manda a otra gente en Facebook para indicar que se gustan, sobre todo si no son amigos ni se han visto en la vida. Así descubrió a Matthias; el flechazo virtual fue instantáneo. Era una de esas noches de borrachera doméstica que por lo general provocan que se le suelten los dedos y la lengua en las redes sociales. El “toque” cuajó y fue correspondido un par de días después. Síntoma inequívoco de que al otro lado de Facebook alguien sentía una mínima curiosidad por Roberto. Dos pokes correspondidos más y se decidió a enviarle una solicitud de amistad. Para sorpresa de Roberto, Matthias le escribió. Fue una conversación fugaz. Roberto propuso tomar algo juntos y Matthias respondió que no sabía qué decirle, que tenía pareja y que era un poco arriesgado quedar con un chico tan guapo como él. Y ahí quedó la cosa.

En la opinión de Blázquez, “pasamos de un amor a otro sin absorber nada, sin empaparnos de nada, porque es un amor destinado a satisfacer necesidades puntuales, lo cual termina por crear amores transitorios. Por ello encontramos a personas que tienen miedo a no saber prosperar con alguien y simplemente pulsan la tecla 'delete' para finalizar una relación. Todo está orientado al culto a lo inmediato ligado a la incapacidad de aburrirse o de estar solo”. Cuando uno se siente solo, tira de contactos en el móvil. Estoy aburrido: mando un mensaje. Que es precisamente el patrón que sigue Roberto.

Atracción física vs. ghosting

Algunas semanas después, Roberto y Matthias coincidieron en Nueva York, aún sin haberse visto jamás en persona. Matthias le escribió, pero Roberto estaba tan sobrecogido por la cantidad de tíos buenos que le proponía el Tinder de la Gran Manzana que no supo reaccionar y optó por el ghosting. No obstante, en el escenario más inverosímil, Matthias y Roberto al final se conocieron hace un par de semanas en un cumpleaños doble celebrado en el bar Marinski de Kreuzberg al que ambos habían sido invitados, cada uno por un anfitrión distinto. La atracción física fue brutal. Roberto se atrevió a esgrimir un tímido “hola” que despertó la curiosidad de Matthias. Después de varias miradas incendiarias, cada uno se fue a su barrio. Al día siguiente, acabaron confesándose en mensajes privados de Facebook lo mucho que se habían gustado. Sin embargo, todo terminó en ghostings recíprocos e intermitentes: cuando Roberto proponía que se vieran, Matthias reculaba parapetándose en su relación. A veces era Matthias quien proponía un encuentro para repescar la atención de Roberto, pero cuando Roberto pujaba por la materialización de la cita, Matthias se esfumaba de la conversación.

La técnica del ghosting es simple: se trata de desaparecer de la vida de otra persona sin comunicárselo. El que lo practica quiere evitar el sentirse incómodo; el conflicto. A la persona víctima del ghosting, el rechazo le causa dolor. Quizás te haya pasado alguna vez: conoces a alguien, intercambias números de teléfono, tienes varias citas, todo parece ir bien y de repente te encuentras en vísperas de nada. Con las nuevas tecnologías nos hemos acostumbrado a deshacernos de la gente simplemente no respondiendo a sus mensajes. Al parecer de algunos terapeutas: "Eso tiene serias consecuencias, porque cuando nos tratan como si pudiéramos ser ignorados, empezamos a pensar que eso está bien y nos tratamos a nosotros mismos como personas que no han de tener sentimientos. Y al mismo tiempo tratamos a los demás como personas que no tienen sentimientos, por lo que empieza a desaparecer la empatía”. Ante todo, en el mundo virtual conviene no personalizar el fracaso, lo que resulta difícil, sobre todo porque aún existe gente con un mínimo de sensibilidad que se cuestiona ciertos porqués.


Paco Arteaga
Paco Arteaga © (c)Paco Arteaga

Paco Arteaga Tacoronte (© Paco Arteaga Tacoronte), en exclusiva para CAI, 2017.Paco Arteaga es periodista, fotoperiodista, proofreader y amateur perpetuo. Ha trabajado para revistas de moda, arte, tendencias y estilos de vida, agencias de noticias, de publicidad y de comunicación. Reside desde hace algunos años en Berlín, ciudad en la que —entre otros proyectos— ha cofundado Berlín Amateurs, donde también se las apaña como editor.

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