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Vochol: mexicanidad sobre ruedas en la Autostadt de Wolfsburgo
El 5 de diciembre pasado una bella y peculiar muestra de mexicanidad se estacionó en las instalaciones de la Autostadt, el impresionante parque temático que la firma Volkswagen fundó en el año 2000 en la ciudad de Wolfsburg.A partir de ese día, y hasta el 5 de enero, cualquier persona que decida dar un paseo por los edificios que forman parte del complejo –el número de visitas ronda los dos millones al año- podrá admirar las cualidades del Vochol, nombre con que se decidió bautizar este modelo Volkswagen Sedán al que el ingenio y habilidad artesanales de la etnia huichol ha transformado en un arte-objeto único en el mundo. Su singular apelativo proviene precisamente de la combinación o suma de las palabras “vocho”, que es como por lo común se conoce a este tipo de auto en México, y “huichol”.
Día de la Inauguración
Entre los invitados al evento se encontraron personajes distinguidos, como Klaus Mohrs, alcalde de Wolfsburg, Francisco N. González Díaz, embajador de México en Alemania y Otto-Ferdinand Wachs, CEO de la Autostadt. Todos ellos alabaron en sus discursos las cualidades del Vochol y después cedieron la palabra a Cecilia Barbará de Moctezuma, ex presidenta de la Asociación Amigos del Museo del Arte Popular (AAMAP), quien dio cuenta del reto que significó echar a andar un proyecto de estas características.
“La idea de crear algo así”, confesó Barbará, “provino en principio de la mente de Marie Thérèse Arango, fundadora del Museo del Arte Popular, luego de ver en una exposición un auto que se hallaba forrado de espejos”. Acto seguido, la mexicana explicó la manera en que ocho artistas provenientes de dos familias huicholas sumaron esfuerzos en la concepción de la singular pieza.
La obra se inició en mayo de 2010. A partir de entonces, y tras 9,000 horas de trabajo, las 2,277,000 chaquiras que se utilizaron, y cuyo peso ascendió los 90 kilos, fueron dispuestas en prácticamente cada rincón del automóvil. Para fijarlas se utilizaron alrededor de dieciséis kilogramos de estambre, pintura y una resina especial, capaz de ser calentada hasta los doscientos grados centígrados.
Testimonios
Mexicanos y alemanes se congregaban por turnos alrededor del Vochol. Unos lo observaban de cerca mientras que otros preferían la distancia impuesta por el objetivo del aparato fotográfico. Todos ellos compartían, sin embargo, el tipo de mirada que provenía de sus ojos, mezcla de admiración e incredulidad.
E incluso de enternecimiento pues, como bien tuvo a mencionar el embajador González Díaz, en exclusiva para CAI: “el Vochol sobresale como una exhibición de la parte emocional que tenemos, de la que se halla relacionada con el corazón. Con él, la Autostadt muestra el cariño a la tradición que emana de sus productos a la vez que por nuestra parte queda manifiesto el cariño y afecto de la tradición de nuestra cultura indígena. Es así que se crea una fusión muy interesante, que denota el tipo de sentimientos manifestados hacia el ‘vocho’, coche que ha estado ligado a un sinnúmero de generaciones en México y que transmite emociones: la infancia, el coche de un amigo, el taxi que se tomó en algún momento”.
La visión del embajador coincide con la de Olivia Fernández, poblana que desde que su matrimonio con un hombre alemán, hace varios años, mudó su residencia a la ciudad de Wolfsburg: “sinceramente a mí me dio mucha lástima cuando me enteré que en 2003 el ‘vocho’, coche que creo que todos los mexicanos tuvimos alguna vez, dejaría de producirse en México. Por eso me encanta verlo regresar de esta manera: ataviado con esos adornos que solamente los hicholes son capaces de crear”.
Colores que invaden los sentidos
No es necesario ser un experto del arte huichol –etnia también conocida como wixárika- para confirmar que la obra expuesta provino de la mano de sus mejores artesanos: la familia Bautista, de Jalisco, y los Ortiz, de Nayarit. Fieles a su cultura, a sus creencias y costumbres, imprimieron en este lienzo, tan poco convencional, algunos elementos propios de su cosmovisión ancestral. De allí que en su tapiz puedan distinguirse alacranes, jícaras, máscaras y conejos, entre muchísimas figuras más. A ellas habría que agregar las leyendas que conmemoran tanto los cien años de la Revolución Mexicana como los doscientos de la Independencia, ambas escritas en idioma huichol y que se encuentran en las salpicaderas frontales de la unidad.
Por todo esto se antoja lógico que el Vochol haya recibido una excelente recepción en donde quiera que se le presente. En México fue exhibido, entre otros sitios, en el Museo de Arte Popular y en la octava edición de Zona MACO (México Arte Contemporáneo), en Guadalajara, antes de iniciar una gira que lo ha llevado por Los Angeles, Washington D.C. y Denver, en Estados Unidos.
Después fue embarcado hacia Europa, en donde permanecerá algunos meses: “Ya estuvo en París”, comentó, en exclusiva para CAI, Moctezuma de Barbarà, “y la Autostadt lo tendrá hasta el 5 de enero. Luego se va a Frankfurt donde, patrocinado por la Deutsche Bank, permanecerá hasta el 30 de enero en la Galería de las Oficinas Corporativas de dicho banco. De allí se va al Musées Royeaux des beaux Arts, en Bruselas, para finalmente embarcarse de nuevo con dirección a Houston”.
Curiosamente, el futuro del Vochol es incierto incluso para ella: “No sabemos qué pasará con él. Después, cuando termine la gira, quedará en un museo o alguien lo comprará en subasta y los fondos se destinarán a la asociación para que se continúe apoyando la labor de los artesanos indígenas. En cualquier caso, eso le tocará a Sonia Santos, la nueva presidenta de la AAMAP”, afirmó.
Cabe mencionar que el reciente culto al Vochol ya ha sido merecedor de dos libros. “El primero ya se encuentra impreso en español y en inglés y el segundo saldrá a la venta el año que viene”, explicó Barbará. “Se trata de fotos del Vocholacompañado por cuarenta personajes mexicanos que posan junto a él y que, desde nuestra óptica, han aportado algo valioso al mundo, entre ellos Carlos Fuentes, que en paz descanse, Manuel Arango, Gael García Bernal, Mario Molina, Teodoro González de León y Lila Downs. También aparece gente que nos apoyó de distintas maneras y sin cuya ayuda el Vochol y todo lo que hemos conseguido con él no habría sido posible”, concluyó.
Carlos Jesús González, en exclusiva para CAI, 2012
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9,000 horas de trabajo, las 2,277,000 chaquiras que se utilizaron, y cuyo peso ascendió los 90 kilos, fueron dispuestas en prácticamente cada rincón del automóvil. Para fijarlas se utilizaron…