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foodsharing.de: Compartir comida, olvidarse del dinero
El espacio que hay entre un contenedor y la puerta trasera de un supermercado. Las manos de un empleado que carga unas charolas de plástico con panecillos que han quedado del día. Julia trae unas bolsas que luego cargará con pan y verduras que quedan del día de venta en un supermercado. Atará las bolsas a la parrilla de su bicicleta. Andará un par de kilómetros. Un refrigerador y cajas en un garaje iluminado le esperan, en algún lugar de Berlín.
La iniciativa civil
Julia es una de los 15 mil voluntarios de la red foodsharing.de. Se trata de una red social en Internet. Pero con un efecto concreto: Salvar alimentos que de otra manera terminarían en la basura. Y ponerlos a disposición de todo el mundo en neveras y bodegas abiertas dispuestas por toda la ciudad. O en el domicilio de cada Foodsharer. La idea nació por parte de un grupo de activistas como Raphael Fellmer y Valentin Thurn, quienes en conjunto diseñaron la plataforma para poner a gente en contacto y distribuir aquello que sobra en algunos lugares de este mapa del capitalismo tardío: La comida.
La red de distribución foodsharing.de funcionó en un comienzo como una en la que la gente compartía alimentos que sobraban en sus casas. Más tarde, se fusionaría con Lebensmittelretten.de (“rescatar comida”), otra plataforma de la sociedad civil, enfocada en prescatar aquello que es arrojado por los supermercados como el pan del dia anterior, frutas y verduras viejas para el estándar del supermercado o debido a que la fecha mínima de vencimiento está superada. Esta fecha es normalmente sólo una estimación y no tiene nada que ver con el vencimiento real del producto, que puede tener lugarsemanas, meses o incluso años después de ella.
El proyecto es llevado a cabo por Fellmer, un activista que defiende el “vivir sin dinero” y Thurn, director del premiado documental “Taste the Waste” (“Degusta los desechos”). Ambos se asociaron siguiendo una inquietud en común: Que el máximo de alimentos llegue al máximo de gente posible.
Vivir sin dinero
Fellmer llamó la atención desde siempre. Con cabello largo, barba, mirada cómplice y sonrisa que siempre está cerca de la carcajada. Caminando con uno de sus hijos en brazos, descalzo, responde mensajes y llamadas con saludos que llaman la atención por un cariño que no es falso. A Fellmer parece interesarle la convivencia y, ante todo, el que a todos nos vaya bien sin caridad, sino con consciencia.
Su inquietud es que vivimos en una sociedad de sobreproducción y lo plantea así: “La mitad de los alimentos producidos en Alemania terminan en la basura. En Alemania hay más de 40 millones de autos, para un país de 82 millones. En Europa se arrojan a la basura alrededor de 90 millones de toneladas de comida. O sea, aunque no lo notemos, vivimos en una sociedad de la sobreabundancia”.Y Fellmer, un joven de principios de los 30, formado en una escuela Waldorf y que creció en Berlín occidental, pudo comprobarlo. Se propuso llevar a cabo por cinco años una huelga de dinero. Sin contar más que con el subsidio de cerca de 180 euros para su entonces hija recién nacida y el pago de la caja de salud por parte de la asistencia social, comenzó a prescindir del dinero para comprar el boleto del bus y el metro, para ir al supermercado, para conseguir ropa. El proyecto de resistencia sacó a la luz un error en el sistema: Hay muchos recursos. Sin embargo, no llegan a todos. Y los clientes de los supermercados pagan también por la comida que se bota.
“Yo empecé a buscar comida en los contenedores de basura de los supermercados. Luego contacté a los gerentes de ellos, para llegar a acuerdos, ya que buscar en los contenedores es ilegal. Después se sumó más gente y los supermercados sabían cuándo pasaríamos. Y comenzamos a organizarlo todo con ayuda de Google Maps y planillas de Excel. Pero en algún momento se volvió difícil, demasiado trabajo."
Fellmer continúa su historia: "Fue el trabajo voluntario de Raphael Wintrich, que en miles de horas ha hecho la plataforma “Rescatar-Comida” (Lebensmittelretten.de) que luego se asoció con foodsharing, lanzada a la Red con ayuda de una campaña de Crowdfunding”. Hoy más de 16.000 Foodsaver, abogados, organizadores, traductores han invertido más de 600.000 horas de trabajo voluntario para rescatar 4 millones de kilos de comida de más de 2.500 tiendas, mercados, restaurantes, panaderías etc.
Fellmer y la gente de foodsharing lograron algo único, tambien gracias a empresas que les cedieron servidores gratis, material de publicidad y espacios de encuentro. Comenzó la huelga de dinero “porque quería dar una señal en contra de nuestra sociedad del desperdicio, y producir consciencia con respecto a nuestra responsabilidad para con el medio ambiente, la contaminación y también el hambre que sufren 800 millones de personas en el mundo. El mensaje es que nosotros mismos tenemos que ser el cambio que queremos ver, de forma de tener el mundo que deseamos. Esto es: No gastar ni recibir dinero por lo que haces. Yo creo que de esa forma haremos un cambio”.
La sobreabundancia
“En el mundo se botan cerca del 30% de todos los alimentos, esto es, cerca de mil trescientos millones de toneladas. En Alemania es alrededor de la mitad de la producción total del país lo que se tira a los contenedores o sencillamente no se cosecha y se deja podrirse en los sembradíos. ¿Por qué esto es así? Porque muchas veces las exigencias del consumidor y el mercado hacen que haya tipos de verduras o frutas que no pueden venderse porque no responden a cierto estándar de tamaño, color, forma, etc.”, explica Fellmer.
“Así, para el agricultor no vale la pena cosechar entre 10 y 50% de lo que ha plantado – continúa -Porque no es 'perfecto'. O por la fecha mínima de vencimiento. O porque ha pasado la pascua y entonces el producto ya no coincide con la estética del local. O porque se han refrigerado mal algunas cosas y entonces su color ya no es atractivo. O en un comedor de una escuela o en el catering de un evento se produce mucho más de lo que realmente se comerá.”
foodsharing: una red social
La red foodsharing.de es un sistema de foodsavers y embajadores creado por Fellmer. Los primeros establecen el diálogo con los supermercados y tiendas de alimentos, restaurantes y comedores escolares o universitarios, empresas de banquetes, etc. Cualquiera puede ser foodsaver: Basta con ir tres veces a diferentes establecimientos de venta o distribución de comida y hablar con las y los empleados de forma de recibir comida. Si se ha tenido éxito y se ha respondido correctamente a un test de diez preguntas acerca de las responsabilidades, relaciones y conflictos posibles a la hora de manejar alimentos y trabajar en equipo, uno recibe dicha encomienda.Julia es una Foodsaver que vive en Tiergarten. Julia hace yoga todos los días, se mueve en bicicleta y usa dreadlocks. Con su marcado acento berlinés, dice: “Mira, esta sopa de calabaza con zanahoria está muy rica. Y empaca unas salchichas, que hoy vencen. La verdad yo hago esto porque me encanta estar viendo gente y regalando comida. Es divertido. No se trata de que la gente sea pobre y no tenga qué comer, aunque sí es el caso a veces. Se trata más bien de que se establecen otro tipo de relaciones entre la gente cuando el consumo o el pagar no son las únicas condiciones para hacerlo. Y eso es algo positivo. Nada más natural y humano que la comida”.
El director de “Taste the Waste” explica a su vez que “yo mismo no voy y recojo alimentos en los contenedores o neveras abiertas, pero sí voy a los sembradíos a recoger una calabaza o papas con las que puedo cocinar o las que puedo dar a uno de los distribuidores de foodsharing. Me parece un gesto valioso”.
La red foodsharing.de funciona con unos 300 puntos de distribución de comida en Alemania, Suiza y Austria. La plataforma ha salvado desde su fundación en 2012 casi 4 millones de kilos de comida. La globalización es una cuestión un poco insólita: Pese que la plataforma se internacionaliza y crece, como Thurn explica, hay iniciativas municipales que intentan prohibir que haya lugares donde recoger la comida recolectada por los foodsavers. Los argumentos: Que el distribuir los alimentos pueda afectar a la salud humana por la supuesta escasez de higiene, control y espontaneidad del proceso de distribución. Uno de esos municipios es Berlín.
Enlaces:
Videos acerca de historia de Foodsharing y eventos en el campo:
https://www.youtube.com/watch?v=kTh24fueZNI
https://www.youtube.com/watch?v=uWycjqWd-v8&feature=youtu.be
Teobaldo Lagos Preller, en exclusiva para CAI, mayo de 2016.
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