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Hildegard von Bingen y el poder curativo de la naturaleza

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Hildegard von Bingen o también conocida como la Sibila del Rin, fue una abadesa, poeta, filósofa, mística y compositora nacida en 1098 (no se sabe con exactitud su fecha de nacimiento) en Bermersheim-Alzey y fallecida el 17 de septiembre de 1179 en el Rupertsberg en Bingen. Ambas localidades en lo que ahora es el estado federado de Rheinland-Pfalz. En su 919 aniversario de su natalicio y en estos tiempos tan agitados, me parece pertinente recordar sus enseñanzas sobre la unión cuerpo-alma y lo importante del cuidado de ambos.

Hildegard es también considerada como una de las compositoras más influyentes de la Baja Edad Media y una gran interesada de la medicina curativa con plantas y alimentos. Ella dejó en sus escritos una gran documentación sobre plantas medicinales y postuló sus ideas sobre la conexión entre el medio ambiente, el alma y el cuerpo, como un factor fundamental en la salud de individuo. Algo así como los comienzos de la expresión “mente sana, cuerpo sano”.

Ella misma adjudica sus conocimientos a la Gracia de Dios y al parecer tuvo varios visiones y encuentros místicos. Su fama destaca también, por ser una mujer progresista para su época. Se cuenta que gente de todas las clases sociales y políticos buscaban su consejo, pues la consideraban como una mujer de buen juicio y justa.

Desde los ocho años se crió con la eremita Jutta von Sponheim y así fue comenzó su educación espiritual. A la muerte de Jutta, aun pudiendo ser su sucesora, ella decide fundar su propio convento benedictino –orden en la que se educó- en el Rupertsberg. Más tarde en 1165 funda otro convento conocido como Tochter Kloster in Eibingen bei Rüdesheim. Se dice que dos veces a la semana Hildegard cruzaba el río para visitar este segundo convento hasta el día de su muerte. El hecho de ser la fundadora de dos conventos, es más destacable considerando que en sus tiempos todo era regulado completamente por hombres y que incluso los conventos eran regularmente mandados a construir por príncipes.

Dedicó así sus días a la vida conventual y académica. Se dice que no dominaba el latín, por lo que todos sus documentos son gracias a que tuvo escribanos que ayudaron en su gran labor de plasmar todos sus conocimientos y visiones. En el convento, tuvo el tiempo y el espacio necesario para profesar su espiritualidad y practicar música, pero además también se encargaba del huerto del mismo, donde no sólo cultivaba vegetales sino también plantas curativas.

La vida y obra de Hildegard tiene muchos vertientes de las que se puede hablar, pero en esta ocasión me gustaría dedicarle tiempo a su labor de recopilar información sobre plantas medicinales, pues aun juegan un papel relevante en la sociedad alemana.

El poder curativo de la naturaleza

Hay una cosa que sí me sorprendió cuando llegué a Alemania y que me sigue sorprendiendo: la gran oferta de medicina alternativa y el uso de diversas plantas medicinales y elementos naturales para curar malestares comunes. Creo que desafortunadamente en México esta sabiduría se ha ido perdiendo, sobre todo en las grandes ciudades. En Alemania seguramente también hay jóvenes que ya no saben mucho, pero en general, podría decir que los alemanes prefieren tratar los males primero con remedios caseros y productos “naturistas” –como se conocen México-, que ingerir directamente algún medicamento alópata.

Si bien, al menos en mi familia, todavía he llegado a usar y escuchar ciertas plantas medicinales, el contacto con estos productos en las tiendas en Alemania es más común que en México. En Alemania encontrar productos “naturistas” es normal en tiendas donde igual puedes comprar el detergente y la oferta de productos provenientes de plantas o especias es también amplia en las farmacias. De hecho, aproximadamente un 75% de la clientela de las farmacias opta por un remedio natural cuando puede comprar productos sin receta médica.

Aunque esto también tiene repercusiones en cuanto a la protección de ciertas especies, las enseñanzas de Hildegard son visibles en varias formas. De hecho en desde 1970, se usa el término Hildegard-Medizin, introducido por el médico Gottfried Hertzka y basado en los escritos de ella.

Es importante entender lo que mencionaba anteriormente, Hildegard creía fuertemente en la conexión espiritual y mental para la salud del hombre. Entre uno más se alejara de su espiritualidad, más repercusiones físicas habría. De esta base ella parte para sus diversos estudios y por ejemplo, clasifica algunos alimentos como buenos y dañinos. Dentro de los buenos y muy popular en Alemania, está por ejemplo el Dinkel –espelta en español- una forma primitiva del trigo. Al parecer este cereal es mucho más fácil de digerir para el organismo, tanto que los alérgicos al trigo lo pueden comer. Hildegard creí que una porción al día de este cereal ayudaba a mantener el organismo y la digestión sanos.

Otros alimentos que ella clasificaba como buenos, eran las peras y manzanas cocidas, la trucha o incluso –en aquel entonces muy exótico- el jengibre. Éste último para ayudar al metabolismo y fortalecer el sistema inmune. Este uso del jengibre, por ejemplo, se conoce así hasta la fecha. No falta quien recomiende tomar un té de jengibre cuando sientes que te vas a resfriar.

Algunos alimentos que debían evitarse según Hildegard son la carne de puerco, harina de trigo o incluso ciruelas –probablemente ella observó que podían causar alergias. Cabe mencionar que la clasificación que ella realizó no se basaba en los componentes de las hierbas o alimentos en sí, sino en su “Grünkraft” (Viriditas en latín) o “Lebensenergie”, es decir su vitalidad, que era un poco basada en su capacidad de ayudar o no ayudar a las funciones del organismo. En el caso de la carne de cerdo, Hildegard creía que interferían con el balance de los líquidos –jugos- del organismo (Körpersäfte) y en caso de haber estado enfermo, podría provocar una recaída.

En este mismo contexto Hildegard creía igualmente que estar muy triste o enojado, generaba jugos malos para el organismo. Ahora se puede comprobar, que estar enojado, provoca que el cerebro libere hormonas de estrés que incrementan los lípidos en la sangre y pueden interferir con nuestro sistema inmune haciéndolo más débil.

Con base en estas ideas, el doctor Gottfried Hertzka oredenó las nociones de Hildegard en cinco principios:

1. Una alimentación balanceada, pero sobre todo sencilla –austera y moderada-. Los alimentos son medios curativos (observar y entender los medios curativos de la naturaleza)

2. Uso de los medios curativos de la naturaleza: especias, hierbas medicinales, minerales –incluso piedras preciosas.

3. Desintoxicación del cuerpo a través de ayunos y sangrías

4. Regeneración del organismo a través de horarios establecidos para trabajar y descansar –sobre todo un balance entre los mismos así como entre realizar alguna actividad física y descansar. (Ora et labora – reza y trabaja)

5. Desintoxicación del espíritu y el alma a través de la meditación, oración y música.

Otros remedios de los que Hildegard escribió fueron usar Salbei (salvia) y Minze (menta) para calmar ataques de tos-, Andorn (marrubio) como un componente de expectorante o para ayudar a generar apetito, Enzian (genciana) para calmar flatulencias, dolores de estómago o para calmar los nervio o Melisse (melisa) para molestias del estómago y el intestino.

Hildegard también creía en la energía del cosmos, sobre todo en la influencia de la luna. De este modo, creía en la energía regenerativa de la luna, así como los ciclos de la luna duran 28 días, igualmente el ciclo menstrual de una mujer –aproximadamente-. Cada mes había una oportunidad de limpiarse y regenerarse. Incluso en estos tiempos aún hay gente que cree en que la luna posee una fuerza especial y músicos y poetas le han compuesto versos. En Alemania he escuchado decir que a algunas mujeres les cuesta trabajo dormir cuando se aproxima la luna llena, como si hubiera mucha energía acumulada y recomiendan hacer ejercicio o dar una vuelta al aire libre para calmar los nervios.

A lo mejor me he vuelto susceptible, pero ahora también me pasa y curiosamente cuando habrá luna llena me cuesta trabajo dormir. Quizá entre más años cumplo, más me doy cuenta que voy buscando esos caminos espirituales. Da igual lo que cada quien crea, al final, aunque haya ciertas cosas con las que uno no concuerde o no quiera creer, hay algunos principios básicos en los que Hidegard sin duda tenía razón. “Mente sana y cuerpo sano” se logra a través del cuidado de la psique y del cuerpo. No importa si es rezando, meditando, cantando, bailando, es darle un momento a tu mente y tu alma. Pues al final una alimentación balanceada no sirve de nada si no estás en sintonía con tu mente.

Ahora yo también intento primero usar remedios con hierbas, un té de valeriana (Baldrian) cuando me cuesta trabajo dormir o tomar un té de Salbei cuando empieza el escozor en la garganta. La carne de puerco me sigue gustando, pero procuro comerla con moderación. Creo que al final lo importante es ir descubriendo lo que al cuerpo le funciona, escuchar al cuerpo y a la naturaleza como hubiera dicho Hildegard.

Las otras huellas de Hildegard

Para los que son creyentes católicos, quizá es interesante saber que Hildegard von Bingen, aunque se encuentra en el catálogo de santos, de hecho desde 1584, nunca ha sido oficialmente canonizada. El Papa Juan Pablo II alguna vez la mencionó como santa, así como el Papa Benedicto XVI. Este último en mayo del 2012 decretó formalmente su incorporación al catálogo de santos, sin el procedimiento oficial para canonizarla y el 7 de octubre del mismo año fue promovida al rango de Doctora de la Iglesia. Título que se le da los santos en reconocimiento a su erudición y hasta esa fecha tan sólo dado a otras cuatro mujeres. Su día de celebración es el 17 de septiembre y es considerada la patrona de los científicos, lingüistas y esperantistas –ya que desarrolló su propio lenguaje: lingua ignota. Considera como la primera lengua construída de la historia, aunque sus fines aun no son claros, pero por como la describe Hildegard, utilizada para hablar sobre sus experiencias místicas.

Sus reliquias se encuentran en la iglesia de Eibingen y se pueden hacer al menos dos recorridos en la región para visitar los lugares que alguna vez pisó Hildegard. Hay por ejemplo un recorrido de 6,7 kilómetros en Rüdesheim o uno mucho más pequeño dentro de la ciudad de Bingen, ambos marcados claramente con un letrero con el ícono de una monja. ¡No hay forma de perderse! Así que si se encuentran algún verano por la zona, pueden disfrutar de un buen vino de Rheinland-Pfalz y seguirle la pista al fascinante personaje de Hildegard von Bingen.

Información en alemán sobre la historia del segundo convento: http://www.abtei-st-hildegard.de/ El primero desafortunadamente ya no existe.

El negocio de las plantas medicinales. 2008. Deutsche Welle. http://www.dw.com/es/el-negocio-de-las-plantas-medicinales/a-3109854 (11 de septiembre, 2017)

Como un Hinweis (referencia) extra, les recomiendo el libro “La mujer de las nueve lunas” de Carmen Torres Ripa, para acercarse al personaje y obra de Hildegard von Bingen. Para mí fue el primer contacto con ella y desde entonces despertó en mí el interés de conocer más sobre el medio natural que me rodea.

Más información sobre los recorridos (en alemán): http://www.landderhildegard.de/staetten

Victoria de la Cruz, en exclusiva para CAI, a 18 de septiembre 2017.

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