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Estar en Berlín no es estar en Alemania: Daniela Labra
Curadora independiente y crítica de arte, Daniela Labra tiene un postdoctorado por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Residiendo en Berlín desde hace un par de años, la comisaria de Brasil y originaria de Santiago de Chile conversó con el CAI acerca de su trabajo y las impresiones de su vida en Europa. Labra, quien colaborara con el periódico “O Globo” de Sao Paulo, desarrolla proyectos de curaduría, crítica e investigación en el área de las artes visuales, con un énfasis en la producción contemporánea, en especial el arte contemporáneo del Brasil, el performance, la historia social y la producción cultural desde lo que llama “el sur global”. La comisaria nos cuenta acerca de su experiencia como curadora general de la Trienal Frestas en Sao Paulo y como investigadora.
CAI: Daniela Labra, ¿Cómo es que llegaste a Berlín y a trabajar acá?
Daniela Labra: En primer lugar, llegué a Berlín, a Alemania por casualidad. Aunque haya hecho otros proyectos relacionados con Europa: he trabajado en los Países Bajos, en Suecia, Finlandia, España. Venir a Alemania y quedarme acá no era algo que hubiera planeado. Fue por motivos familiares. Y por otro lado, acá hay una escena muy interesante. A medida que fui preparando el traslado desde Brasil, me puse a investigar para ver qué posibilidades había aquí profesionalmente y cómo se desarrollan una serie de discursos en torno al arte y el mismo mercado del arte. Y en ese sentido hay algo especial: estar en Berlín no es necesariamente estar en Alemania. Lo es, mas al mismo tiempo en realidad es una ciudad con una tremenda cantidad de artistas, curadores, intelectuales de distintas áreas. Al mismo tiempo, es curioso que la mayoría de la gente dueña de galerías medianas y espacios independientes, dicen que es posible trabajar pero la parte de ventas y mercado es siempre un poco complicada. Me llama la atención cómo hay muchos grupos, de muchas nacionalidades y culturas, es todo muy diverso: hay gente trabajando todo lo que es el arte de Europa Oriental, de países africanos o americanos, de Sudamérica o del Caribe, Asia, Oriente Medio, etc. No sé si es por la dificultad con el alemán, pero me da la impresión de que la gente se junta en grupos y se mete más en asuntos de identidad o con la cultura local. Muchas veces sus prácticas se dan en idiomas extranjeros que conviven con el alemán. Eso hace que haya una diversidad muy grande de pensadores, grandes artistas e intelectuales, etc., que viven acá pero no trabajan solamente aquí, sino que desde aquí hacia otras partes del mundo. Más que en Londres, a mi modo de ver. Londres es muy internacional pero hay muchas cosas que pasan ahí para ahí mismo. Berlín es diferente, con una calidad de vida alta y un coste de vida aun decente, tiene un lado muy humano. Eso hace que haya esa dinámica tan especial. He estado un par de años aquí pero recién ahora puedo traer cosas a instituciones alemanas. Hay un proyecto para Fráncfort del Meno, sobre todo de artistas brasileños y latinoamericanos.
CAI: ¿Se puede decir dónde en Fráncfort?
DL: Estoy trabajando con una agente que vive en Fráncfort, ligada al área de derecho internacional y arte y con ella estamos comenzando a pensar acerca de colaboraciones y de levantamiento de fondos para una exhibición de Arthur Bispo do Rosário, a partir de una curadoría que presenté en Rio de Janeiro el 2016. Me parece que en Alemania hay mucho interés en traer artistas de otros extremos del globo y pensar asuntos en torno a descolonialidad, veo muchos proyectos relacionados con la cultura africana, por ejemplo, como en instituciones independientes como SAVVY Contemporary Art. Pero, al mismo tiempo me llamó la atención que en la academia algunos términos como “descolonización”, la idea de una teoría “descolonial” y no “poscolonial” es algo que parece no ser muy aceptada, con el argumento de que se trata de un “término menor”. Para mí es sorprendente. Y fue una sorpresa comenzar a conocer el pasado colonialista alemán, entender a la nación alemana como algo muy reciente, mucho más si la consideramos después de la caída del muro de Berlín y la Reunificación. Esa nación, ese país alemán tiene también un pasado colonial en Oceanía, África, etc. No lo sabía, comencé a conocer más de la historia alemana desde aquí. Y desde aquí, por otro lado, tenemos una resistencia en términos conceptuales al pensamiento en torno a contextos coloniales no-europeos. Entonces un país que es tan abierto en tantos puntos nos recibe a nosotros como intelectuales latinoamericanos con esta sorpresa: resistir a lo descolonial, generado desde las antiguas colonias. Acá parece no interesar en algunos sectores.
CAI: ¿A qué crees que responde eso?
DL: Bueno, yo creo que se debe a una cultura bastante colonialista aún. Creo que es un conflicto. Me imagino yo acá en Alemania, tan abierta; en Berlín, tan abierta. Pero hay unas áreas en las que ese tipo de posturas aún son difíciles de disolver.
CAI: Pero de uno u otro modo, el hecho de que la ciudad sea tan diversa es una cuestión de interés. Las ciudades invierten recursos y esfuerzos para la diversificación. Esto, en un momento de reemergencia de los nacionalismos, recobra nueva importancia. En ese contexto y por lo que he podido ver es que la gente que llega se siente relativamente bien... Quizás también es una cuestión de tiempo.
DL: Sí, bueno. El caso que yo te puedo mencionar relacionado con esto es el de una chica que estaba haciendo una maestría en Freiburg Ahí ella empezó a hablar de teorías descoloniales y del sur global. El profesor le dijo que no usara esos términos, que para su departamento ellos no valían nada. A mí me pareció chocante eso. La relación de Alemania con Latinoamérica es más singular que la relación de Alemania con los países árabes o con Turquía y otros países. Por eso cuando hablamos de poscolonialismo nos estamos refiriendo también a contextos culturales diferentes, desde los que tú produces conocimiento relacionado con eso. La relación de Alemania con Latinoamérica.
CAI: ¿Hay más presencia de este tipo de discusiones en torno a poscolonialidad y decolonización en Sudamérica, específicamente en Brasil?
DL: En Brasil, creo, hay la particularidad es que se habla portugués. Esto marca una distancia tremenda para con el resto de Latinoamérica. Es muy raro. El brasilero es brasilero. Ni sudamericano ni latinoamericano. Esas teorías de García Canclini o Walter Mignolo aún son poco estudiadas en la academia de Brasil. Yo vengo de la Universidad Federal de Río de Janeiro, una de las más grandes del país y realmente es un tema que se discute poco. Yo conocí más a fondo a esos autores y esas teorías, sobre todo en lo relacionado al “Sur Global”, cuando estaba en Barcelona trabajando como investigadora asociada al grupo “Arte, Globalización, Interculturalidad” de la Universidad de Barcelona. Fueron las primeras veces que empecé a escuchar y a pensar sobre el sur. Tiene mucho sentido: todos los que venimos de un trasfondo de colonia, ¿cómo vamos a hablar del poscolonialismo aunque es distinto del proceso africano, indio, etc.? Los teóricos del poscolonialismo son interesantes pero hablan desde un punto de vista que no es el nuestro latinoamericano. ¡Hay que ver que Latinoamérica es gigante! Por eso hablar de Cono Sur, Sudamérica, Latinoamérica es insuficiente. Hablar de Chile no es lo mismo que de Guatemala. En ese sentido, con respecto a la Trienal de Frestas, que curé este año, consistió más que en discutir teorías pos- o decolonialistas. Pienso que es importante que empecemos a pensar y trabajar con otras narrativas oficiales. Eso se viene haciendo hace tiempo: el revisionismo histórico con respecto a las narrativas oficiales. Eso está en marcha. En el arte sobre todo a partir de los años setenta, ochenta tenemos más claramente el comienzo de toda esta historia: cuando la teoría multicultural se pone de moda, entonces llega la crítica al multiculturalismo. Emerge entonces una necesidad de una renovación histórica. La misma teoría descolonial en oposición a una poscolonial ya se vuelve parte de ese revisionismo histórico. Revisar la historia y discursos oficiales se hace de muchas formas. Hoy en día tenemos un problema con los derechos civiles y las izquierdas, que es la progresiva especialización de los grupos de reivindicación: dentro del feminismo tenemos otros feminismos, como el feminismo negro o el movimiento feminista gay, por darte un ejemplo. Tenemos las feministas radicales, radicales lesbianas, radicales negras, etc. Todo eso tiene que ver, con mi punto de vista, con un proceso de especificación de los grupos sociales que conlleva dar voz a esos grupos mas también conlleva que se generen discursos muy específicos. Entonces pelean entre ellos. Es parte de ello. A mí me interesan las discusiones que atraviesan los grupos, para apuntar situaciones en donde el lugar de la mujer aún no tiene presencia fuerte, en distintas situaciones. Por ejemplo el caso de la bienal de Sao Paulo, que en sesenta años de Bienal sólo dos mujeres fueron curadoras. ¡En sesenta años! Claro que podemos pensar que en los años sesenta era impensable que una mujer fuera curadora de un evento como este, fuera en Sao Paulo o en cualquier otro lugar. Recién en la década de 1990 se comienza a dar más voz a las mujeres. En la década de 1960 Estados Unidos tiene por ahí a Lucy Lippard, y alguna otra curadora. En los últimos treinta años se ha invitado a dos mujeres a ser curadoras generales de la Bienal de Sao Paulo. Y ahora ya vamos en la quinta versión que contempla a un hombre extranjero como tal. No es un detalle.
CAI: Tú eres de origen chileno, creces en Brasil, luego sales varias veces y en un momento llegas a España a trabajar en este grupo “Arte, globalización, interculturalidad” de la Universidad de Barcelona. Entras en contacto con todo un trasfondo y conocimiento teórico en un lugar que ahora adquiere importancia por toda la crisis catalana y la emergencia de nuevos nacionalismos. Es una crisis grave a nivel de tejido social. Llegas a Brasil con todo este trasfondo y luego te vienes a Berlín. Una biografía que hoy por hoy, en tiempos de globalización, es de lo más habitual. ¿En qué sentido te enriquece el contacto con Barcelona, los estudios visuales y temas sociales o de interseccionalidad aplicados al museo o a la obra, para enfrentar este nuevo contexto? ¿De qué forma influye ese caldo de cultivo interesantísimo de Barcelona, puerta del mediterráneo, en tu trabajo?
DL: Fue fundamental para la escritura de mi tesis doctoral. Aunque yo la haya hecho por la UFRJ en Brasil. Es la primera escuela de Bellas Artes del Brasil, fue fundada en 1822. Es muy tradicional. Los estudios de posgrado en Brasil eran muy creativos y abiertos, pero para la teoría contemporánea era difícil encontrar interlocutores, como encontré en el grupo en España. Toda la teoría crítica con respecto al fenómeno de la globalización no entra mucho en Brasil. Yo no sé si porque Brasil está un poco aislado, como decía antes. Es una gran nación que está allá mirando hacia el atlántico. La universidad pública brasilera es muy buena, pero yo echaba en falta esa discusión pos- y descolonial allá. Fue fundamental estar en Barcelona. Estuve un año y tres meses en Barcelona, sobre todo para investigar y escribir la tesis. Llegué a Brasil y después de tres meses la presenté. Lo más importante fue poder investigar casi toda la parte documental, textos de catálogo y demás de exposiciones brasileñas en Barcelona. Mi tema fue la internacionalización del arte de Brasil entonces el objeto principal eran las exposiciones colectivas de artistas brasileños en instituciones europeas. Es impresionante la cantidad de material que pude encontrar allá en el centro de documentación del MACBA. Casi todos los catálogos están ahí. Me llamó la atención la calidad y actualidad de la biblioteca, un lujo. Y es una pena porque un 70% de lo que se encuentra ahí no se encuentra en Brasil, ni en bibliotecas ni centros de archivos: documentos raros, transcripciones de congresos, charlas, etc. No encontré nada. Me tuve que ir a Europa. Eso es reflejo de nuestra condición colonialista, ¿no? Eso fue fundamental.
Texto: Teobaldo Lagos Preller
Teobaldo Lagos Preller (Puerto Montt, Chile, 1978) es periodista y escritor. Candidato a Doctor por la Universitat de Barcelona e investigador asociado al grupo “Arte, globalización, interculturalidad” de la misma, se concentra en actualidad alemana y las relaciones entre arte contemporáneo y esfera pública. Colabora con el Centro Alemán de Información, como también con Revista Artishock (Chile), La Tempestad (México), ERRATA# (Colombia), Camera Austria (Austria), entre otros medios. Teobaldo vive y trabaja en Berlín.
En exclusiva para CAI, Noviembre de 2017