Willkommen auf den Seiten des Auswärtigen Amts

El método Waldorf, una enseñanza alternativa

Artículo

spanisch

El sistema educativo y su repercusión en los más pequeños es un tema que no deja indiferente a la sociedad. Los niños pasan una gran parte del día en la escuela, que los formará a nivel educacional y personal. Por ello, son más y más los padres que se preguntan si el clásico sistema educativo occidental realmente obtiene lo mejor de cada uno de nosotros cuando estamos en edad de aprendizaje.

Todo sistema educativo es complejo, pero el alemán lo es aún más. Para comprender un poco mejor este sistema hay que saber que la educación alemana, cuando los niños alcanzan los 10 años, se estratifica en tres tipos diferentes de escuela: Hauptschule, Realschule o Gymnasium.

En resumidas cuentas: el Gymnasium reúne a los estudiantes con mejores notas y los prepara para la universidad; la Realschule les ofrece otro tipo de posibilidades a estudiantes intermedios y la Hauptschule está más bien orientada a la enseñanza práctica. Por último, también existe la Gesamtschule que no separa a los alumnos en función de sus calificaciones pero que cuenta con relativa mala fama en el país. Es importante además añadir que ningún tipo de escuela es excluyente. Es decir, si un niño o niña va a la Hauptschule no quiere decir que jamás pueda ir a la universidad, pero sí que tendrá que realizar algún tipo de formación adicional que le permita el acceso a ésta. Entonces, ¿qué determina que los niños en Alemania vayan a una escuela o a otra? Normalmente es el profesorado el que recomendará, en función de las capacidades individuales de cada uno de los alumnos y alumnas, en qué escuela éste o ésta debería continuar su educación. Sin embargo, la decisión final la tienen únicamente los padres.

En contraposición a este sistema educacional se estructura la escuela Waldorf. Sus comienzos se remontan a principios del siglo XX en la fábrica de cigarrillos “Waldorf-Astoria”, situada en Stuttgart. Allí fue donde Rudolf Steiner, creador de este método pedagógico alternativo, comenzó a impartir su nueva pedagogía con los niños de los trabajadores de la fábrica a petición de Emil Molt, propietario de la misma.

En la actualidad, las escuelas Waldorf se caracterizan por tener un sistema sin calificaciones y por el fomento de la creatividad y libre pensamiento de los alumnos. Pese a que en las escuelas Waldorf también se imparten asignaturas convencionales, estos centros otorgan a su vez una gran importancia a las asignaturas artísticas y plásticas; como pueden ser la danza o la cerámica. Con esto, el objetivo es que los niños sean capaces de conocerse mejor a sí mismos y así poder descubrir sus dotes personales, sin sentirse presionados por los resultados académicos. A su vez, se espera que con esta metodología cada niño desarrolle de forma individual su capacidad de pensar, sentir y percibir lo que le rodea.

No hay lugar a dudas de que este novedoso enfoque cuenta con múltiples seguidores dentro y fuera de Alemania: según los datos de la Waldorf World List de marzo de 2017 existen 1.092 escuelas Waldorf a nivel mundial. Además, muchas de las escuelas Waldorf son parte de la Red Mundial de Escuelas Asociadas a la U.N.E.S.C.O. por a su modelo educativo que fomenta los ideales democráticos, la paz, la solidaridad y el trabajo intercultural.

Con la intención de descubrir un poco más sobre el tema, me dirigí a la escuela Waldorf en Gotinga. Como en cada escuela del mundo padres, madres y niños se reúnen a la salida del colegio. Por lo tanto, aprovecho la ocasión para charlar con unas madres, que de su experiencia con el centro destaca que le gusta que aquí tengan la ocasión de ser simplemente ser niños.

Una vez dentro del edificio, observo como en las paredes cuelgan obras realizadas por los propios alumnos, así como murales con diferentes motivos. De nuevo con la finalidad de saber más, me encamino a la sala de profesores, donde consigo hablar con Markus Opitz y con Rita Weber-Wied, docentes de la escuela Waldorf.

“El poder ser lo que son y lo que pueden ser”- afirma Markus Opitz, al explicar por qué sus hijos también estudian en esta escuela-. “No es que nosotros potenciemos a cada alumno de forma especial. Lo que nosotros potenciamos es cómo el alumno o alumna puede llegar a ser, quien quiere ser”, concreta el docente. Rita Weber-Wied agrega a la respuesta: “aquí tienen más posibilidades de desarrollar sus propias capacidades”.

La verdad, la bondad y un ambiente cariñoso son los valores considerados por Markus Opitz como los valores más importantes que se transmiten en las aulas. “La capacidad de emitir juicios- añade éste- a veces también de forma instintiva”. “El respeto hacia los otros y hacia la naturaleza”, opina la docente Rita Weber-Wied.

En ese momento suena la campana, y Markus Opitz se disculpa por tener que abandonar la entrevista para regresar a clase. Rita Weber-Wied permanece conmigo en la sala de profesores, mientras me comenta que decidió comenzar a dar clase en este centro precisamente para poder transmitir esos valores; para poder transmitir conocimientos teóricos, pero también algo más.

spanisch
Rita Weber-Wied © Andrea Pagani Ábalos

Sobre las escuelas Waldorf se puede leer en Internet que los centros esperan una participación activa de los padres en la escuela y, por consiguiente, en la educación de los niños. Sin embargo, la pregunta es: ¿es esto posible cuando ambos trabajan? Para responder a mi pregunta, la docente se apoya en su propia experiencia: “En efecto -confirma ella- de los padres se espera que realicen diversas tareas, acudan a eventos, etc. Es verdad que los padres están más presentes aquí que en otras escuelas, pero siempre en la medida de lo posible. Yo fui madre soltera mientras trabajaba aquí en la escuela y me fue bien. No hice tanto como los demás, pero me comprometí de otra forma y pude participar de forma activa en la escuela”.

Llegados a este punto asalta la duda: ¿en Alemania, son las escuelas Waldorf escuelas privadas? Rita Weber-Wied afirma que la financiación de la escuela es compartida entre el Estado y los padres, que pagan una cuota proporcional al sueldo de cada progenitor a la escuela. De este modo, se garantiza que la asistencia a la escuela no dependa de los ingresos de los padres. En cuanto a esto, la docente añade que actualmente se trabaja a nivel político para conseguir una mayor financiación por parte del Estado, como el resto de las escuelas públicas.

Tras dar las gracias a Rita Weber-Wied por su tiempo, me dirijo hacia la salida. Allí me encuentro a un chico (que no desea ser fotografiado) al que le pregunto su experiencia con el centro. Me responde con una gran sonrisa que le gusta estudiar en el centro y, sin que yo le pregunte al respecto, que le gusta más que los otros colegios. Aunque yo no sea ninguna experta, este suceso desencadena en mí la idea de que quizás estemos haciendo algo mal aplicando a nivel general un modelo educativo que trata a todos los niños por igual, ignorando que cada persona tiene talentos diferentes que podrían ser potenciados. A su vez, me pregunto si esa mamá tenía razón, y deberíamos dejar más a menudo que los niños simplemente sean niños.

Andrea Pagani Ábalos, en exclusiva para CAI, a 22 de agosto de 2017.

Contenidos relacionados

Inicio de página