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"Wandergeselle": artesanos con disponibilidad para viajar

Artículo

¿Qué es la Wandergeselle? Una tradición medieval europea en la que se ofrecen trabajos manuales a cambio de hospitalidad. Una costumbre extraña que perdura todavía hoy. Un extracto superviviente de la historia. Una sociedad de artesanos itinerantes donde se impone la disponibilidad para el viaje y la versatilidad para encajar en cada cambio. Aprendices de un oficio, trabajadores calificados que completan su Praktikum -prácticas profesionales- en el mundo. Una combinación de habilidades artesanales y valores. Una acumulación de experiencias bajo la tutela de distintos maestros.

El nombre oficial reza: Wandergesellen auf der Walz. Técnicos profesionales ambulantes que cumplen con un antiguo deber de perfeccionamiento. Almas errantes, aventureros, donde viajar es parte esencial de la capacitación. Aspirantes a maestros, a oficiales -en la jerga artesanal-, para lo cual deben cumplir tres años de formación académica y otros tres años fuera de sus respectivos hogares trabajando por comida y cama, sin recibir dinero a cambio.

Éxodo provechoso, válido y vigente para toda una vida, suponemos. ¿Te parece mucho tiempo? No, si tenemos en cuanto que el viaje, el itinerario, no sólo amplía la mente, sino que refuerza y expande habilidades básicas como la humanidad y la conciencia. Algo que también le será provechoso a cualquiera que esté pensando precisamente en emigrar.

Las condiciones del aprendizaje artesanal

El procedimiento es simple: un artesano finaliza su aprendizaje y se lanza al camino. Se presenta en cualquier lugar sin anunciarse. Se adapta a lo que hay y a como somos. Ofrece sus conocimientos y sus servicios a cambio de alojamiento y comida.

Herederos de una vieja tradición europea centenaria que ha conseguido sobrevivir y mantenerse en Alemania, los Wandergesellen (a partir de ahora: artesanos itinerantes) deben atravesar un proceso de aprendizaje que integra la enseñanza y el viaje. Un proceso de maduración profesional y sobre todo personal. Una costumbre nómada asociada históricamente a la construcción de grandes catedrales en la época medieval (siglo XII) donde los trabajadores cualificados tenían que desplazarse continuamente de un lugar a otro. Digamos que son una figura, un arquetipo romántico del que ya han echado mano escritores y cineastas.

La raíz lingüística de los Wandergeselle

La palabra Wandergeselle es una fusión del verbo wandern (andar, caminar, vagar) y Geselle (oficial). Sus equivalentes en inglés y francés, aunque no exactamente simbolicen lo mismo, serían Journeymen y Compagnons. Una hermandad que inculca, a través de la experiencia del viaje, costumbres y hábitos de otros pueblos.Un peregrinaje didáctico que otorga un máster en la vida, además de autoconfianza y autosuficiencia perennes para el resto de los días. Cada parada laboral, cada estación del viaje, se registra detalladamente en el libro de peregrinaje que los caminantes llevan consigo. En él las empresas e instituciones culturales (municipalidades, embajadas y consulados, hospedajes, restaurantes y parroquias, esto es, cualquier entidad colaboradora) certifican con un sello la visita de los peregrinos.

Otra manera -ambulante- de buscarse la vida

Aspirantes a maestros se adentran en el aprendizaje itinerante que al menos dura 3 años y un día. A través del viaje, deben familiarizarse con otras prácticas y modos de trabajo, acumular experiencias personales y visitar lugares desconocidos, extranjeros.

El aprendiz es siempre guiado por la sabiduría y experiencia de un maestro con título validado en su campo de actuación, quien a su vez aprendió y se formó con otro maestro en igualdad de circunstancias. Se crea una relación entre el aprendiz y el maestro. Una combinación de admiración y respeto, si queremos ser sentimentales o novelescos.

La evaluación final culmina con una serie de exámenes escritos y prácticos a los que se suman todas sus horas reales de instrucción itinerante. Si se aprueba, se obtienen diplomas y certificados de la institución local competente. Y se adquiere el estatus, el rango de oficial, de maestro.

Wandergeselle a la vista

El atuendo es lo que poderosamente más llama la atención de su depositario. Entre tradicional y ancestral. Aunque parece un traje regional no lo es. Indumentaria negra si exceptuamos la camisa blanca. Chaqueta tres cuartos, chaleco y pantalones de peto con bajos acampanados de pana o terciopelo, camisa, botones perlados, a veces un corbatín también negro, un bastón labrado de madera retorcido de corte salomónico y un sólo pendiente a elegir entre las dos orejas. Zapatos o botas de cuero, sombrero de ala ancha y un escudo que identifica el oficio, completan el vestuario.

¿Las reglas? Cada candidato debe presentarse al examen final con menos de 30 años, soltero, sin hijos y libre de deudas y de condenas, algo que debe justificarse con el pertinente certificado (Führungszeugnis). Siempre 3 años y un día después del viaje. Mantenerse a más de 50 km lejos de su domicilio es fundamental: ni en duros momentos de invierno, ni en días libres o festivos, ni durante punzadas agudas de añoranza o melancolía. No está permitido poseer vehículo o medio de transporte propio, aunque sí usar o compartir los de otros. Se impone la movilidad a pie. El uniforme siempre puesto, cual hábito de clausura, es otra de las obligaciones.El equipaje, las pertenencias no pueden ser cuantiosas ni valiosas y deben transportarse en el Charlottenburger, una especie de bolsa alargada que hace las veces de hatillo. A "los caminantes del Walz" se les permite escoger su especialidad entre carpinteros, albañiles, tejedores, cerrajeros, alfareros, herreros, hojalateros, piedrapiqueros, escultores de madera, encuadernadores, sastres u orfebres. Prevalecen los carpinteros. Austeridad exigida: nada de sueldos. Las mujeres son admitidas desde los años 80: actualmente constituyen el 10% de la hermandad que ronda los 800 oficiales.

Al fin y al cabo, puede que en realidad esta práctica no sea más que una metáfora concreta de lo que significa en definitiva la simpleza, la esencia de la vida: todos vagamos de un lugar a otro en busca de nuestro perfeccionamiento como profesionales y personas. Maneras errantes de dejar nuestra huella por el mundo. Buscarse la vida, que debe estar en alguna parte.

¿Acaso no somos todos unos Wandergesellen? Puede que nuestro aprendizaje dure menos o más. Puede que toda una vida.

Paco Arteaga Tacoronte
Paco Arteaga Tacoronte © Paco Arteaga Tacoronte

Paco Arteaga Tacoronte, en exclusiva para CAI, -actualización- octubre de 2014.

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