Actualmente, la Migración y el Refugio son temas que causan la preocupación no únicamente de los gobernantes, sino también de la opinión pública a lo largo y ancho de los cinco continentes. En el caso de América Latina, tanto la migración habitual a los Estados Unidos que han observado incontables países desde hace varias décadas, como la que puede detectarse, en tiempos recientes, en casos como el de Venezuela, representan un desafío cada vez mayor para las naciones involucradas. Fiel a su función de coadyuvar en el mejoramiento de las problemáticas más apremiantes de la región, las Fundaciones Políticas Alemanas cuentan con diversos proyectos enfocados en este fenómeno.

Tal es el caso, por ejemplo, de la Fundación Konrad Adenauer (CDU). “Alemania recibió muchísimos inmigrantes en el año 2015. Fue algo muy rápido, así que no tuvimos tiempo para desarrollar las estructuras suficientes para recibir a tanta gente. Estuvimos gestionando con las consecuencias durante algún tiempo y hemos mejorado bastante desde entonces”, explica Stefan Reith, “Costa Rica es también un país receptor y tenemos cooperación con el ministerio que lleva ese tema. Estamos estableciendo un diálogo entre las autoridades de allí y las de Alemania en un intento por definir qué soluciones funcionan en el país centroamericano y la posibilidad de que puedan implementarse acá en Alemania, y también al revés”. Para Reith, sin embargo, el caso particular de Venezuela representa un reto bastante más intrincado: “de repente un país como Colombia tiene que recibir a dos o tres millones de Venezolanos y no tiene ni la riqueza ni los recursos con los que cuenta Alemania, pero aún así están haciendo sus mayores esfuerzos”, afirma, “el papel de la Fundación en éste y otros casos es servir de plataforma para el diálogo. Estamos invitando a gente que trabaja en el tema de migración en América Latina para que venga a Alemania y vea cómo se organizó este proceso aquí. Se trata de un aprendizaje mutuo, pues la migración representa un desafío para el que nadie tiene la solución perfecta”.

Por su lado Valeska Hesse, de la Fundación Friedrich Ebert (SPD), conviene asimismo en la urgencia de darle un cauce positivo al flujo migratorio venezolano: “tenemos una oficina en Colombia en la que se está dirigiendo un proyecto de seguridad regional, allí entre otras cosas se está analizando la migración de Venezuela hacia Colombia y a otros países de América Latina”. Los esfuerzos de la Fundación, sin embargo, no sólo se ubican el noreste sudamericano: “contamos con un proyecto de publicación que se llama ‘Migración en América Latina’, misma que analiza los diferentes aspectos de los movimientos migratorios y los datos asociados para los países de origen, tránsito y destino en América Central, México y los Estados Unidos”, comenta Hesse, “ahora bien, el otro aspecto en el cual estamos enfocando nuestra labor en torno a la migración tiene que ver con el trabajo con los sindicatos: queremos definir qué propuestas políticas podrían ser constructivas sobre ese tema, como la inserción laboral. Hay jóvenes que salen de ciertos países, pero también existe migración dentro de América Central hacia Costa Rica, por ejemplo. Nos interesa elaborar propuestas constructivas de integración también para esos casos”.

Conforme al testimonio de Esther Stark, la Fundación Hanns Seidel (CSU) tampoco ha sido ajena a la crisis migratoria que pervive en Sudamérica: “desde 2015 nos hemos esforzado por apoyar la reintegración económica y social de los desplazados internos que tuvieron que huir como resultado del conflicto armado en Colombia, buscamos su reintegración a la sociedad y a la participación política, y que mejoren la fuente de ingresos con la que cuentan para que no tengan que migrar por razones económicas”, señala Stark, “pero además ahora contamos con otros dos proyectos que abordan la integración política, social y económica en Perú y en Ecuador y que justamente tienen como grupo target a los refugiados venezolanos. Para ello trabajamos sobre todo con organizaciones no gubernamentales, con asociaciones de víctimas, con otras fundaciones”.

La Fundación Friedrich Naumann (FDP), por su parte, ha enfocado sus energías en la que es considerada la frontera más transitada del mundo: “este año iniciamos una serie de seminarios enfocados en la manera en la que México debería de adaptar su marco legal y político, sobre todo en cuestión de administración pública, para integrar no sólo a los migrantes que vienen de Centroamérica, sino también a los retornados, problema del que se habla poco en México. Queremos ofrecer recomendaciones para que dependencias mexicanas como el Instituto Nacional de Migración o la Secretaría de Gobernación cuenten con mejor preparación ante los flujos migratorios”, asegura Diana Luna, “trabajamos a nivel regional y para ello involucramos a personas de Estados Unidos, de Centroamérica y de México. Asimismo, se han dado intercambios entre expertos latinoamericanos y alemanes para ver qué se puede aprender de la situación que tuvo lugar en Alemania en 2015”.

Aunque por el momento la atención de la Fundación Heinrich Böll (Bündnis 90/Die Grünen) se ocupa de manera más enfática en otros desafíos de la región, Ingrid Spiller asegura que paulatinamente se han dado pasos para retomar el tema de la Migración: “queremos trabajar en México y en Centroamérica. En México particularmente queremos enfocarnos en el tema de las mujeres, puesto que ahí todavía existe una diferencia entre hombres y mujeres migrantes y es importante que ellas también cuenten con las condiciones aptas para migrar”