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Amor, sexo y soledad en tiempos de apps #9: En el hipermercado online del deseo

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Paco Arteaga - En la actualidad, solo armado con un ratón, cualquiera imagina ser el amo absoluto de sus conexiones sociales, desconociendo en buena parte que ha puesto el dedo en un engranaje del que no se sale por norma general indemne, aunque los inicios parezcan muy excitantes...

Un mundo infinito de posibilidades se abre ante nosotros, como si fuesen golosinas a las puertas de un colegio. En el hipermercado online del deseo, basta con un clic para poder elegir (al menos unilateralmente). Es la bienvenida a una ilusión consumista que permite creer que es posible seleccionar a un hombre como quien escoge una lechuga en el supermercado. Pero el amor no puede ser entendido en términos de consumo, lo cual es sin duda una gran noticia. La diferencia entre una lechuga y un hombre es que no puede ser incorporado a una vida sin trastocarla de alguna manera.

Desinhibición, internet mediante

Los usuarios de las aplicaciones para ligar son generalmente jóvenes urbanitas de mentalidad abierta, con estudios, que valoran su tiempo libre y presumen de una intensa vida social. No son solitarios desesperados, sino relativamente jóvenes (al menos de espíritu y pensamiento) y modernos. En el nuevo mundo sentimental, internet ha propiciado una desinhibición a espuertas. Se ha convertido en un medio legítimo y corriente de establecer relaciones sexuales ocasionales o lo que es lo mismo: las apps de ligoteo se han transformado en las nuevas agencias matrimoniales pero a la inversa. Se persigue todo menos cualquier cosa que implique compromiso, y mucho menos matrimonial. O al menos, Natalia se encuentra en ese trance...El otro día me encontré con Natalia en el Neon Wood de Warschauer Str., el nuevo local de moda de Friedrichshain. Por lo visto, había conocido a un chico mod español, cuyo nombre no revelaremos de momento. “Fue el día de la inauguración de mi exposición, durante el evento '48 Stunden Neukölln'. Aquella en la que estuviste y no te dignaste ni a ver mis obras, ¿te acuerdas? (risas). Me lo presentaron después en una fiesta inmunda llamada Tropicaliente, que se celebraba en un local junto al club Chalet, en Schlesisches Str. Un estercolero, vaya”.

Resulta que tenían un amigo en común, el que los presentó, y al final acabaron los tres de “after party” en casa de Natalia. “Esa noche no pasó nada porque estaba nuestro amigo, y yo tampoco sabía aún cómo cifrar sus miradas... Ya sabes, es el prototipo de mod español, de estética un tanto caducada, tipo Pull & Bear, pero el tipo me encanta. Es director de cine. Le dije que me parecían muy interesante los directores de cine, junto con los fotógrafos. Y el tipo añadió: 'Yo también soy fotógrafo'. Acaba de dejar una relación larga...”.

Fruto de la mutación de la sociedad, hoy por hoy las mujeres reivindican su derecho al placer por el placer, como han hecho los hombres desde hace milenios. Algo que también ha contribuido a que la barrera entre sexo y sentimientos se haya vuelto mucho más difusa. Que es precisamente lo que ocurre a Natalia. Aunque esto no quiere decir que Natalia esté reducida al plano horizontal y que únicamente le interesen las relaciones estrictamente de cama.

En mi casa tengo un cojín con forma de piña y durante la fiesta el mod y yo estuvimos bromeando con él. Al día siguiente le mandé una foto de la piña y le dije: 'Alguien te manda saludos'. Él respondió: 'Me encantaría volver a ver a la piña'. Así que nos vimos a la semana siguiente, nos fuimos a una Weinerei de la Weserstr. En Neukölln. Fue muy cercano, muy divertido, terminamos en mi cama”. Al día siguiente él se fue a trabajar sin despertar a Natalia y le dejó una nota en la que había dibujado una flor y escrito “besos”. “La publiqué en Instagram, ¿la viste?”. No sigo a nadie en Instagram, respondí.“Él, por ejemplo, usa poco Instagram, pero ahora me sigue y likea todas mis fotos. ¿No te parece romántico? La idea es volver a vernos la semana que viene para ir al concierto del cantante de Sonic Youth. No le he hablado de Philip, el tipo casado y con una hija con el que tengo un affair desde hace poco más de un año, si es que ibas a preguntarme algo al respecto..., pero me ha visto el cuerpo lleno de moratones y mordiscos, especialmente en el culo. Me preguntó: '¿Tienes problemas de circulación...?'. No, dije. Es que me va el BDSM... Me has conocido en un momento complicado de mi vida... Ya hablaremos de ello si quieres; ahora no es el momento”.

Adicciones posmodernas

Cada vez resulta más común que surja una adicción a la acumulación compulsiva de encuentros de una noche a veces auspiciada por el uso desmedido de diversas apps para ligar que se están configurando hoy en día como una nueva droga. No cabe duda de que la superabundancia produce fatiga mental. Cuando hay demasiado donde elegir se anula la capacidad de elección. Las búsquedas infructuosas de encuentros “por encargo” son un espejo de las propias dificultades para encontrar pareja estable y convencional. El continuo desfile de perfiles va resultando, con el tiempo, más tedioso. Así que pasada la excitación de los primeros meses llega el desencanto y la saturación, sin embargo, resulta imposible despegarse del ordenador o del móvil.

Los encuentros online se han convertido rápidamente en una droga de la que no podemos prescindir. El eminente profesor universitario francés Pascal Lardellier ha explicado detalladamente los grados de la ciberdependencia. Los más afectados son aquellos que presentan una mayor fragilidad en el ámbito de las relaciones en la vida real. En esos casos, el ordenador va ocupando progresivamente el centro de su existencia y les acapara por completo de forma obsesiva. Vivimos cada vez más en un mundo de adicciones. Cocaína, alcohol, tabaco; pero también sexo, trabajo o televisión: todo puede transformarse en una droga. Que es precisamente lo que le pasa a Julieta con los hombres.

En mi cita regular con Julieta, la noté un tanto alicaída, pero siempre inquieta. Tomamos una birra en el Tante Emma de Schlesisches Tor. “Pues esta vez poco te puedo contar, hace casi un mes que no tengo sexo. El chico de Israel dejó pasar dos semanas antes de ponerse en contacto conmigo. Para aquel entonces, ya me había decantado por mi amante alemán, así que ni le contesté y hasta quité mi foto de OkCupid como muestra de mis buenísimas intenciones, aunque seguramente la vuelva a subir, pues parece que la historia con el alemán ha llegado a su fin. Está enfadadísimo conmigo por mi comportamiento durante un festival al que fuimos juntos. Imagino que si me hubiera contenido a la hora de beber la primera noche, el fin de semana habría salido mejor, pero fue un absoluto desastre. El sábado cada uno se fue por su cuenta y el domingo nos pasamos todo el día y parte de la noche discutiendo. Por otro lado, hace unos días escribí al israelí y le pregunté que por qué no me insistió. Me dijo que no había notado buena química entre nosotros y que pensó que me molestaría. Le contesté que yo tampoco había notado nada especial. Y al día siguiente lo eliminé de Facebook”.

La investigación histérica

Otra tendencia que va imponiéndose con fuerza es la de documentarse para la cita sobre el interesado sin decírselo al interesado; se llevan a cabo averiguaciones para saber quién es realmente él o ella a través de la red a partir de las pistas que el pretendiente ha ido dejando... Huellas que permiten reconstruir una trayectoria o que desvelan facetas de su vida privada o profesional. Como quien consulta la etiqueta nutritiva de un producto comestible o la composición de un artículo artificial. Es lo que una ilustradora de moda en España ha calificado como la “investigación histérica”. Cuanto más serio es lo que se busca, más frecuentes son las investigaciones histéricas. Y huelga decir que internet tiene una memoria excelente; cada clic deja huellas. Y, por desgracia para todos, increíblemente difíciles de borrar.

Con Philip no lo hice; con el mod,”, me aclara Natalia. “Pero no histérica, era más bien una investigación divertida y somera... Él me dijo que había hecho lo mismo conmigo. Aunque los datos que yo tenía eran solo su perfil de Facebook, y ahí cotilleé algo. No obstante, yo soy bastante pudorosa y no me gusta fisgar, por miedo a que lo que pueda encontrar me haga daño. Por eso con Philip no lo hice, porque sé que me puedo encontrar con cosas de su vida familiar que podrían afectarme”.

Con el mod Natalia se limitó a echar un vistazo a lo que posteaba en Facebook para empezar a construir su perfil sicológico. “Y ver sus fotos, que dicen mucho de una persona: si es egocéntrico, si es un friki, si es alguien que tiene la misma fotografía de perfil desde hace mil años... Yo me encontré con lo que ya intuía: un tío culto, al que le gusta la música, que tiene buena relación con sus amigos y su ex... Un tío normal que, para variar, se agradece. Y ¡ah!, cuando cotilleé el perfil de Facebook del mod fue incluso delante de él, en la fiesta after hours en mi casa de aquella noche... Le dije que me agregara, y ahí, junto a él, los dos muertos de risa, le empecé a dar likes. y ya luego un par de días después le metí un buen repaso a su perfil, y él hizo lo mismo también con mi Instagram”.

Paco Arteaga Tacoronte
Paco Arteaga Tacoronte © Paco Arteaga Tacoronte

Paco Arteaga, en exclusiva para CAI , agosto 2017.

Paco Arteaga es periodista, fotoperiodista, proofreader y amateur perpetuo. Ha trabajado para revistas de moda, arte, tendencias y estilos de vida, agencias de noticias, de publicidad y de comunicación. Reside desde hace algunos años en Berlín, ciudad en la que —entre otros proyectos— ha cofundado Berlín Amateurs, donde también se las apaña como editor. Su blog personal www.berlinamateurs.com


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Paco Arteaga - Una vez al mes, esta columna sobre amor, sexo, soledad y apps en Berlín se dispone a diseminar estas y otras cuestiones a través de las experiencias de ciertos personajes residentes en la capital alemana.

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