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Alemanas que hacen historia/Helene Fischer: Máxima embajadora del Schlager

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Carlos Jesús González - Se dice que no faltaron los abucheos. A saber. Lo que no puede negarse, digamos, lo que saltó a la vista –y salta todavía, si es que uno se asoma al video que capturó el momento- es que todo dios parecía pasárselo en grande cuando Helene Fischer interpretó su éxito más rotundo, "Atemlos durch die Nacht", al lado de los miembros de la selección alemana de futbol.

Schlager: lo amas o lo odias

La decisión de incluir de Helene Fischer (Krasnoyarsk, Rusia, 1984) en esta sección es algo controvertida, cierto. Ello se debe no tanto a su concepción como figura pop, con todo lo que ello conlleva, sino más bien al género musical con el que se la relaciona y que es conocido como Schlager, pues éste ha sido un blanco continuo de rencores y burlas de una cantidad considerable de alemanes. En pocas palabras, tanto la cantante referida como aquello que interpreta fácilmente podrían entrar en la región oscura del “amas u odias”, escenario que por cierto no es nada atípico cuando los temas a discutir son la cultura popular o el folclor de un país.En el caso de Alemania, el Schlager tradicional se refiere a canciones armónicamente sencillas con una línea melódica tan pegadiza que sin uno se descuida terminará convirtiéndose en Ohrwurm –literalmente: gusano de oreja- palabra con la que los alemanes designan a esa melodía que se instala en la cabeza y que, a manera de maldición, uno no puede dejar de tararear. El ritmo de estas canciones, también simple, puede ser seguido con las palmas de cualquiera –sobre todo de las Omas (abuelitas) que siempre parecen ser las que aplauden con más gusto- y sus letras por lo común versan sobre la apacibilidad y belleza bucólicas –praderas, pajaritos, bosques-, lo divertida que es la vida sobre la autopista, el recuerdo de las últimas vacaciones o la emoción de enamorarse. O todo ello junto. Desde una perspectiva visual, los artistas de Schlager cantan de común en sets televisivos, aunque estos en ocasiones son sustituidos por escenarios que apelan a las bondades de la naturaleza o por escenarios típicos germanos –un mercadillo navideño (Weihnachtsmarkt); la rivera de un río; un Biergarten lleno de mujeres en Dirlndl y hombres en Lederhosen-. Ah, e invariablemente hacen uso del playback, tengan o no un micrófono enfrente (para constatarlo, no te pierdas los enlaces que compartimos al final del artículo).

Con tales características, en realidad no resulta que desde sus orígenes –algunos lo remontan a la década de los treinta del siglo pasado, otros hasta los albores de la posguerra- el Schlager sea motivo de polémica. Al igual que otros géneros populares, su recepción suele ser contradictoria: durante décadas un gran sector de la población lo ha denostado casi como por deporte, pero a la vez no existe alemán que se haya librado de haber hecho schunkeln (cruzar los brazos con los compañeros de al lado y bambolearse rítmicamente) bajo su influjo, ni que se sepa al menos un par de temas a la perfección. En todo caso, lo cierto es que de algunos años para acá ha habido un aumento considerable de gente que no tiene vergüenza en aceptar que el Schlager les gusta y que además lo consumen, entre ellos universitarios y jóvenes profesionales, lo que indica un importante cambio en la percepción que se tiene del género, cambio en el que precisamente Helene Fischer ha jugado un rol vital.

El hit del verano (mundialista)

Se dice que no faltaron los abucheos. A saber. Lo que no puede negarse, digamos, lo que saltó a la vista –y salta todavía, si es que uno se asoma al video que capturó el momento- es que todo dios parecía pasárselo en grande cuando Helene Fischer interpretó su éxito más rotundo, Atemlos durch die Nacht, al lado de los miembros de la selección alemana de futbol. Ocurrió el 15 de julio de 2014 en la fiesta que celebraba el triunfo de Alemania en el Mundial de ese año, misma que tuvo lugar en la Puerta de Brandenburgo, en Berlín, frente a cientos de miles de personas. Entre otras cosas rescatables de la anécdota puede observarse al artillero Bastian Schweinsteiger saltar y hacer amagos de corear la canción, al tiempo que el resto de sus compañeros monta un semicírculo alrededor de la Fischer. Ella, enfundada en el tradicional jersey blanco de la selección y unos pantalones de mezclilla, parece feliz aunque también nerviosa. Aun así, consigue mantener la voz afinada en las partes más agudas de la melodía.

En todo caso, tal evento confirmó que el éxito de Helene Fischer no podía continuar ocultándose ni por sus más férreos detractores. Podría decirse que a partir de esa fecha la cantante alemana, en sus inicios de carrera conocida como “la Britney Spears del Schlager”, fue públicamente provista de cierta legitimidad. Aunque a decir verdad uno no sabe hasta qué punto Fischer y el estilo musical que la ha hecho famosa necesitarían un reconocimiento de esta clase, pues Fischer ha sido capaz de romper cualquier récord comercial en Alemania sin otro recurso que su propuesta artística. Por mencionar algunos de sus logros, se trata de alguien que ha vendido más de quince millones de copias en los últimos diez años con un total de ocho discos de estudio. Ello por no mencionar otros alcances nada deleznables, como tratarse de la cantante alemana que más copias ha vendido en la primera semana de aparición de un disco –trescientas mil con su producción más reciente, titulada Helene Fischer- o liderar el mayor número de descargas legales que ha acumulado un disco –más de doscientos cincuenta mil por Farbenspiel, de 2013-. Embajadora artística de la región germanoparlante de Europa, sus producciones no solamente ascienden al número uno en Alemania, sino también en Austria y Suiza, y además infaliblemente suelen situarse en el top ten en países como Holanda, Dinamarca y Bélgica.

De allí que a Helene Fischer le tenga sin cuidado, desde hace varios años ya, lo que se diga o no de ella. En todo caso, ha cumplido cabalmente con la misión brindar las dosis de entretenimiento, escapismo y fiesta que promete todo buen Schlager y que, a decir verdad, es recibido como el mejor antídoto contra el estrés por el abogado que ha cerrado el caso, la universitaria que recién entregó el proyecto pendiente o el deshollinador que ha trabajado sin pausa a lo largo de la semana. Además, tanto Fischer como sus productores mostraron una amplia visión al modernizar el Schlager con la incorporación de elementos del electro-dance y otros ritmos bailables de gran popularidad en Europa, renovación que también quedó revelada en su cambio de imagen: de los vestidos sencillos y de corte tradicional, Fischer pasó poco a poco a los atuendos atrevidos y los zapatos de tacón alto. Esta ligera pero perceptible revolución estilística del género ha permitido que los jóvenes actuales se acerquen a él sin sentir que están escuchando la misma música que le gustaba a sus abuelos, factor que no sólo ha beneficiado al Schlager desde un punto de vista social sino también comercial. Gracias a los nuevos exponentes, pero sobre todo a Helene Fischer, el Schlager se ha transformado en un verdadero fenómeno de masas. De otra manera no podría explicarse el millón de entradas vendidas en su último tour, repartido en 83 fechas con llenos totales. ¿Te parece un tanto inexplicable, querido lector? No hay que darle demasiadas vueltas. Lo mejor que puede hacerse con todo este asunto es atender máxima infalible: al Schlager no hay que comprenderlo, sino disfrutarlo.

La Fischer

Tiene 35 años y su primera aparición televisada data de 2005. En dicho programa se la ve cantando, cómo no, una pieza de Schlager junto con Florian Silbereisen, con quien formaría pareja tras idas y venidas de una historia amorosa que la prensa amarillista cubrió con lujo de detalle.Detrás de sus orígenes se encuentra una historia particular, pues es descendiente de una comunidad llamada alemanes del Mar Negro. Estos se establecieron en Ucrania entre los siglos XVIII y XIX y muchos de ellos fueron deportados a Siberia durante la Segunda Guerra Mundial. La familia de Fischer, compuesta por sus padres y su hermana, logró salir de la entonces Unión Soviética e instalarse en el Land de Renania-Palatinado en 1988, cuando ella apenas había cumplido cuatro años. Aun así Fischer entiende el ruso, dado que en casa indistintamente se hablaban ambos idiomas, y asegura recordar aún lo hostil que puede ser el mundo cuando las temperaturas cruzan la línea de los cuarenta grados bajo cero.

El Schlager es lo suyo porque siempre fue así. Ya desde niña ella y su hermana se pasaban las horas cantando temas de Heintje, estrella infantil holandesa que hizo de la canción Mama un hit en todo el norte de Europa. “Tú eres como Heintje”, le decía su hermana, “una pequeña y traviesa Heintje”.

En su corta pero prolífica carrera ha recibido 16 Echo Awards, 2 premios Bambi y desde 2011 una réplica suya reposa en Madame Tussauds, el visitado museo de cera de Berlín. Se entiende que de cuando en cuando un encargado adapta aquella estatua a los cambios de looks de la estrella alemana, sobre todo en lo concerniente a lo largo del cabello y sus distintas tonalidades.

La nariz, un pellizco. Las piernas, dos espigas musculosas. Constante retadora de sus probadas y evidentes cualidades físicas, Fischer ha incorporado la acrobacia a sus espectáculos en vivo. Es, sin duda, la primera persona que interpreta el Schlager de cabeza y además sin desafinar una nota.

Jóvenes y viejos, hombres y mujeres. La verdad es que a Helene Fischer la aman todos. Incluso quienes la odian le reservan al menos un dejo de simpatía cada 25 de diciembre, fecha en la que presenta su propio programa: Die Helene Fischer Show. En dicha mega-producción televisiva, cuya demanda aumenta año con año –la primera emisión fue en 2011- Fischer da eco a algunos de los entretenedores y artistas más famosos de Alemania, mismos que son dispuestos de manera equilibrada en el sitio más estratégico posible: alrededor de ella misma.

Quizá sea lo justo. Después de todo, nadie se convirtió en la máxima estrella que ha dado el Schlager porque sí.

Enlaces relacionados con el tema:

Helene Fischer:

https://www.youtube.com/watch?v=haECT-SerHk

https://www.youtube.com/watch?v=usX-kDYkU_w

https://www.youtube.com/watch?v=QddDLNmaOFI

Otros clásicos del Schlager:

https://www.youtube.com/watch?v=-JMCzfScBaQ

https://www.youtube.com/watch?v=CfR0IsTWMhE

https://www.youtube.com/watch?v=qn98BCTZgeM&list=PL8AABD1B1D868686F&index=25

https://www.youtube.com/watch?v=P2r6HPHVgAk

Schunkeln:

https://www.youtube.com/watch?v=LJ-OfWC9J5U&t=16s

Carlos Jesús González (en Twitter @CjChuy), en exclusiva para CAI, julio 2017.

Carlos Jesús González. Periodista y escritor mexicano. Vive en Berlín desde 2006, donde labora como corresponsal de CAI y como colaborador free-lance de diferentes medios mexicanos y alemanes. Tiene un especial interés por los temas culturales y políticos. Es amante absoluto del cine, la literatura y la agitada vida berlinesa.

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