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La República de Berlín / Novedades berlinesas: buenas, malas y peores

La República de Berlín / Novedades berlinesas: buenas, malas y peores

La República de Berlín / Novedades berlinesas: buenas, malas y peores, © Zirahuen Villamar

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Las últimas tres semanas se ha visto de todo en Alemania. Noticias buenas, malas y pésimas llegan a Alemania o se generan aquí mismo, y los observadores de la cosa pública en Alemania y sus relaciones exteriores no tenemos tiempo de aburrirnos.

Zirahuén Villamar - Siempre hay algo que comentar, ya sea con gusto, con coraje o con tristeza. Hace apenas un par de días las relaciones de Alemania con América Latina estuvieron muy presentes en la agenda oficial de Berlín: la visita del Presidente de Argentina, Mauricio Macri, y el centésimo aniversario del Lateinamerika Verein (LAV) con la presencia de la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) Alicia Bárcena.

En su visita de Estado, el Presidente argentino se reunió con actores políticos y económicos germanos. Tuvo encuentros con la Canciller Federal Merkel, con el Presidente Federal Gauck y con el Ministro Federal de Relaciones Exteriores Steinmeier. Este pequeño palacio en el bosque al nororeste de Berlín, frente al lago Tegel, es la casa para invitados distinguidos del Ministerio y sede habitual de cumbres ministeriales.

Un día más tarde tuvo lugar en Berlín la celebración de un siglo del círculo de empresarios alemanes interesados en América Latina, creado en 1916 por comerciantes de Hamburgo y Bremen –los grandes puertos alemanes y, por ende, las puertas de Alemania hacia y desde el mundo–: el Lateinamerika Verein (Asociación Empresarial para América Latina). El Centro Alemán de Información nos contó del acto de festejo, y puedo sugerir conocer más a fondo el mensaje de la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

La República de Berlín / Novedades berlinesas: buenas, malas y peores
La República de Berlín / Novedades berlinesas: buenas, malas y peores © Zirahuen Villamar
Pero en estos días no sólo ha presencia latinoamericana en Alemania. La República de Berlín en su nivel oficial más alto también está de gira en Latinoamérica. En los próximos días, veremos un reflejo más de la intensa relación germano-latinoamericana con la visita que hará el Presidente Federal Joachim Gauck a Chile y Uruguay. Entre el 11 y el 14 de julio estará en Chile, y luego en la República Oriental de Uruguay hasta el 17 de julio. Con este último país, por cierto, Alemania celebra 160 años de relaciones. Justo el 23 de junio (la fecha de la firma del acuerdo de relaciones entre la Unión Aduanera alemana (Zollverein) y Uruguay en el distante 1856) el Senador y ex Presidente uruguayo José Mujica dio un discurso en el Instituto Iberoamericano de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, en la zona de Potsdarmer Platz –uno de los corazones berlineses.

Como latinoamericano residente en Alemania, estas muestras de la relación transoceánica son causa de alegría. Son buenas noticias. Pero a Berlín también llegan malas noticias, y esta vez desde muy cerca. De Reino Unido llegaron los reportes de Brexit. Una vez que la mañana del viernes 24 de junio se conocieron los resultados que confirmaban el triunfo de quienes desean que el Reino Unido salga de la Unión Europea (el juego de palabras Britain and exit originó la expresión Brexit), la reacción desde Europa continental no demoró. El Ministro Steinmeier convocó urgentemente a una reunión de los Ministerios de Exteriores de los seis países fundadores de las Comunidades Europas –que evolucionaron desde 1951 hasta nuestros días en la Unión Europea– y tuvo lugar el sábado 25 de junio; precisamente en la Villa Borsig. El Ministro Federal de Finanzas Wolfang Schäuble había dicho días antes en una entrevista al semanario Der Spiegel que Alemania y sus socios comunitarios estaban listos para trabajar en caso de un escenario tan adverso. Su expresión había sido muy clara: “In is in. Out is out”, una decisión así tendrá impactos importes, los actores políticos y económicos deben actuar con responsabilidad, y pronto. La reacción de los partidos políticos alemanes representados en el Parlamento Federal también llegó rápido, advirtiendo de los riesgos del ascenso de fuerzas populistas en Europa.

El gobierno federal alemán se ha esforzado en responder de forma colaborativa con los otros 26 estados miembros de la Unión Europea, en conjunto pero también en fórmulas de concertación más pequeñas. Para Alemania, Europa no solo es un mercado y sus socios comerciales. Europa es parte de su identidad, porque gracias a la integración europea la República Federal Alemana pudo insertarse en el orden internacional, primero con sus vecinos, y luego con el resto del mundo. Por esta razón, Berlín está haciendo un esfuerzo enorme para evitar que el resultado del referéndum y el proceso político que le siga, se convierta en el inicio del desmembramiento de la Unión. Si no han tenido oportunidad, vale la pena leer la opinión del Ministro Steinmeier sobre qué tipo de fórmulas adoptar en el futuro. Y esta tarea no es sólo del gobierno alemán hacia otros gobiernos. Las cadenas de televisión y radio públicas de Alemania, en tanto que formadoras de opinión pública, también están haciendo un importantísimo trabajo de información sobre lo que representa Brexit, quiénes lo impulsaron, y qué consecuencias puede tener para Alemania. Parece claro que existe un riesgo de contagio de movimientos nacionalistas y anti-europeístas en Europa continental que quieran replicar referendos como el de Reino Unido. Por lo tanto, la población debe estar consciente de las implicaciones que ello puede tener.

Un político que habló claramente sobre los efectos del Brexit para Reino Unido y la Unión Europea fue el alemán Martin Schulz, Presidente del Parlamento Europeo. Él es diputado del grupo los Socialistas y Demócratas en el Parlamento, y no representa a Alemania ni al gobierno alemán, sino –como parlamentario– a la población que lo votó. Como Presidente del Parlamento, tiene una responsabilidad política importante con toda la población europea, más allá del signo político.

Los políticos en las capitales europeas y en Bruselas (sede de la mayoría de instituciones comunitarias) deben emplear esta oportunidad crítica para repensar el futuro de la Unión. Apenas cinco días después del referéndum en Reino Unido, el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores fue sede un interesante foro con sociedad civil europea, particularmente jóvenes, junto con el think-tank Das Progressive Zentrum, basado en Berlín. En este vínculo pueden encontrar información sobre la actividad en la que participaron tanto el Ministro Steinmeier, como el Ministro de Estado para Europa del Ministerio de Exteriores, Michael Roth.

Finalmente, las malas noticias no vienen solas… la selección de futbol alemana, la Mannschaft, los 11 de Löw, perdió frente a Francia en la Eurocopa. Caras largas y algunas con frustración, luego del partido del jueves en Marsella. Como extranjero en la República de Berlín, encuentro muy interesante la relación que Alemania tiene con sus símbolos, especialmente la bandera. Es en las competencias deportivas –especialmente el fútbol– cuando los alemanes hacen lo que en otros países vemos con mayor frecuencia: sacar banderas del país, pintarse los colores en el rostro o vestirse con el negro-rojo-oro de la bandera. La reconciliación de los alemanes con este símbolo cumple este 2016 una década, pues con la Copa mundial de fútbol de la que fue sede Alemania en 2006, mucha gente volvió a ondearlas como signo de identificación con (que no contra) otros países y sus visitantes, luego de la moderada convivencia con símbolos de nación y orgullo nacional, resultado de la terrible experiencia del uso de imágenes en los años del fascismo. Y no obstante el tiempo transcurrido, y la enorme distancia generacional que existe entre la juventud de hoy y los que tuvieron contacto directo con aquellas horas negras de la historia alemana, sigue habiendo voces en prensa y círculos políticos que llaman a tener cuidado con el uso de la bandera en esta Eurocopa. La organización juvenil del partido Verde en el estado federado de Renania-Palatinado evaluó que en los tiempos actuales –con el ascenso electoral del partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) y de otros movimientos como Pegida que se han manifestado (a veces criminalmente) contra emigrantes y refugiados– en que quienes reivindican el nacionalismo y el anti-europeísmo usan la bandera alemana como símbolo que resume su parroquialismo e intolerancia, ondear las banderas podría contribuir al enaltecimiento de esas ideas.Claro, no todo quien cuelga una bandera en su casa es de extrema derecha ni ataca albergues de refugiados. Y muchas voces respondieron de esta manera a las juventudes ecologistas. Pero la propuesta de los verdes –a la que se sumaron los de Hamburgo y Berlín, y no hay que perder de vista el rasgo etario– parece tener sustancia. La discusión es la enésima reedición de un tópico que no puede ignorarse en un país con una historia como esta. El filósofo alemán Jürgen Habermas ha defendido la idea de Alemania como país con patriotismo constitucional, categoría en que las ideas políticas y las nociones populares de nación pueden existir pero bajo las reglas de una constitución democrática, como la Ley Fundamental alemana.

Así, entre buenas y malas noticias, en la República de Berlín hay de todo menos aburrimiento.


Zirahuén Villamar, en exclusiva para CAI, julio 2016.

Zirahuén Villamar nació en la Ciudad de México, donde trabajó para una Fundación Política alemana; hoy escribe su tesis doctoral sobre política exterior germana en la Universidad Libre de Berlín. Disfruta la intensidad cultural y política berlinesas, se considera afortunado de ser testigo de estos años interesantes.

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